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30/03/2010 | J. A. GUNDIN (La Razon)
Acierto de Aido
Bibiana Aído ha acertado de pleno, las cosas como son. A quienes hemos criticado severamente algunas de sus audacias verbales o su defensa del aborto, la ecuanimidad y la coherencia nos exigen reconocer que la ministra tiene toda la razón cuando pide a los periódicos la supresión de los anuncios de prostitución. «No parece lógico que se denuncie en unas páginas la trata de mujeres para su explotación sexual y que se pueda anunciar en otras», ha dicho con una sensatez aplastante. Así es. Bajo el epígrafe de «servicios», «contactos» o «personal», según la inventiva de cada periódico, en las páginas de anuncios por palabras se promociona un negocio que mueve miles de millones de euros comerciando con la dignidad de la mujer, a la que se degrada y se humilla como seres ínfimos y desechables. A cambio, las empresas editoras reciben puntuales sus estipendios, unos 15 millones al año, masaje arriba, masaje abajo. Pareciera que en esta profesión nuestra nadie se pregunte por las mafias y redes de proxenetas que se esconden tras esos anuncios. Somos capaces de husmear como sabuesos el rastro del delito y la corrupción a kilómetros de distancia, pero misteriosamente perdemos el olfato al pisar nuestras propias alfombras. Lo más perverso, sin embargo, lo más dañino para la credibilidad de la Prensa es la hipocresía de quienes en la página editorial se erigen en caballeros andantes del feminismo y alancean machistas con la furia del «progre» redentor, y quince páginas más atrás publican anuncios que reducen a la mujer a la condición de felpudo. Además, a los diarios se nos da muy bien fiscalizar lo que emiten las televisiones en horario infantil, atentos a que no se cuelen tórridas escenas o algún fotograma sangriento. Si demostraran el mismo celo vigilante aquellos periódicos que se autoproclaman «familiares», no expondrían a la lectura de los adolescentes esos anuncios ilustrados donde se detalla la mercancía con un hiperrealismo de brocha gorda, incluidas unas imágenes que reflejan la cutrez estética del anunciante. Aído ha colocado un espejo ante la Prensa y el reflejo que devuelve desprestigia a la profesión. La ministra se merece el aplauso por su lucha contra la explotación sexual de la mujer, que el pasado año registró grandes éxitos gracias a la acción policial. Por eso mismo, debería incluir entre las víctimas mortales de la violencia de género a las prostitutas que son asesinadas, pero que al parecer no cuentan para las estadísticas oficiales. Es lo que tiene una prostituta muerta, que no vende.
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