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08/04/2010 | LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)
Humo feminista en la presidencia española de la UE
La ministra del Medio Rural, Elena Espinosa, ha manifestado que una de las tres prioridades agrarias de la presidencia española de la UE es el colectivo de mujeres rurales, junto con el futuro de la PAC más allá del 2013 y la mejora de la competitividad en la industria agroalimentaria. Un titular que debería servir de motivo de satisfacción pero prefiero ponerlo en cuarentena, pues con este gobierno hemos adquirido la experiencia para saber que tras estos anuncios a bombo y platillo, no hay otra cosa que la venta de humo feminista que no cuaja en nada concreto. Llevamos ya seis años del gobierno de Rodríguez Zapatero y aún no han tenido tiempo de desarrollar el Real Decreto que reconoce la cotitularidad de la mujer en la explotación agraria, ni tampoco de darle contenido al Plan Estratégico de la Mujer Rural recogido en la Ley de Desarrollo Rural Sostenible, ni de dar cumplimiento a la Ley de Igualdad. La realidad habla por si misma: el gobierno de ZP ha malgastado una buena parte de su mandato en aprobar un elenco de leyes para vendernos una igualdad ficticia y engañosa a las mujeres, en general, y a las rurales, en particular. Visto lo visto no creo que el ex Ministerio de Agricultura sea capaz de hacer en seis meses por la mujer rural europea, lo que no han hecho por las españolas en seis años de gobierno. Las mujeres rurales no nos merecemos este trato. Somos cinco millones en España y nuestra realidad cotidiana se merece, al menos, el respeto y el justo reconocimiento por parte de nuestras instituciones. La mujer rural española es dura como la tierra que pisa, pero esto no es óbice para pasar de puntillas sobre nuestros problemas y nuestras necesidades. Nosotras somos el pilar de una familia, trabajamos duramente en el campo y mantenemos la vida en los pueblos. Nos hemos preocupado de la formación de nuestros hijos y también de la nuestra, pues estamos apostando fuerte por aprender y emprender en el mundo rural con el objetivo de ser independientes económicamente, de generar empleo y garantizar así la supervivencia del pueblo que nos ha visto nacer y crecer. Como respuesta a nuestro esfuerzo, nos topamos con un gobierno y una ministra que no avanzan en nuestras reivindicaciones, pero que no dejan de decir que somos “las vertebradoras del territorio rural y las diversificadoras de la actividad económica tradicional, necesarias para poder conseguir un medio rural dinámico y sostenible”. Eso sí, en vistas de que no recibían el apoyo de organizaciones como Amfar que llevamos casi veinte años defendiendo a las mujeres rurales, han creado su propio club de fans para pasearse por toda España vendiendo humo de la mano de la vicepresidenta del gobierno, Fernández de la Vega y del secretario general de UGT, Cándido Méndez. Me gustaría ver a la señora Fernández de la Vega bajar de su helicóptero y subiendo a lo alto de un monte cada vez que quiera leer sus correos electrónicos o mantener una mera conversación por el teléfono móvil, por no tener cobertura. O al señor Cándido Méndez cogiendo patatas, aún a sabiendas de que se las van a comprar por menos de lo que le ha costado cultivarlas. Esta es la realidad que desgraciadamente tenemos de nuestros gobernantes en el campo: pasividad y demagogia. Espero al menos, que esta presidencia española de la UE sirva para recuperar las ayudas que tenían las mujeres para incorporarse a la explotación agraria. Como saben las personas que se incorporan como titulares a la explotación agraria gozan de unas ayudas que se incrementaban en un 10% cuando la solicitante era una mujer. Estas ayudas estuvieron vigentes hasta que nuestra ministra Espinosa fue a Bruselas a negociar el Marco Nacional del Desarrollo Rural y se volvió muy satisfecha pero sin ellas. Para ese viaje no necesitábamos alforjas. Y es que a veces los árboles no dejan ver el bosque… ni tanto humo como nos venden nos deja ver el campo.
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