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18/02/2010
La Junta de Castilla y León quiere garantizar el arraigo de la mujer en los pueblos con un Plan de Apoyo
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Alicia García es la Directora General de la Mujer de la Junta de Castilla y León.
NORTECASTILLA. Sonia Andrino. El documento incide en la mejora de los servicios y en el desarrollo de las tecnologías. Luchar contra las mentalidades es, sin duda, una de las labores más complicadas, pero también más necesarias, cuando se pretende trabajar por la mujer en el medio rural, donde la mentalidad patriarcal sigue escribiendo parte del día a día de los municipios. Sin embargo, a pesar del reto, este es el objetivo del plan de apoyo a la mujer rural que ha elaborado la Consejería de Familia y que ha repartido ya a todas las consejerías de la Administración. Y es que es imprescindible la colaboración de todos los departamentos para conseguir los dos objetivos que pretende el plan y que son: actuar sobre las condiciones materiales que favorezcan el arraigo de las mujeres en los espacios rurales, en especial de las jóvenes; y crear las condiciones más subjetivas y perceptivas, que faciliten la legitimación de los nuevos perfiles sociales y profesionales del medio rural. Y todo esto teniendo en cuenta que se ha constatado un «cambio de mentalidad en las jóvenes rurales» que no admiten diferencias con las que viven en el medio urbano y que «exigen un nivel de independencia y opciones de ocio y servicios» similares a estas últimas, según el documento al que ha tenido acceso este periódico. Para actuar sobre las condiciones materiales es necesario que se den mejoras en las condiciones que el mercado laboral ofrece a las mujeres en los espacios rurales y se tiene que trabajar además en la mejora de las dotaciones de servicios a la población. De esta forma se conseguirá, según el plan, «la integración laboral de las jóvenes y unas formas de ocio en pie de igualdad con las mujeres urbanas». Por otro lado, la otra prioridad del departamento, tiene que ver con la subjetividad. El trabajo en este sentido será más profundo porque el objetivo es crear condiciones que «faciliten la legitimación de los nuevos perfiles sociales y profesionales» o lo que es lo mismo, superar los viejos estereotipos sobre los roles de género mantenidos aún con fuerza en los espacios rurales regionales. Esto último supondría poco menos que una revolución de las conciencias aunque, también es cierto, que hay mucho trabajo ya hecho. No obstante, la Consejería de Familia se ha organizado la tarea en dos direcciones: por un lado sensibilizar en todos los ámbitos y colectivos sociales sobre la necesidad de asumir la igualdad y, sobre todo, los cambios legítimamente reivindicados por las jóvenes sobre sus modelos de vida que, según el texto del plan, son muy diferentes a los de la generación de sus padres. El segundo va dirigido a hacer posibles esos nuevos modelos favoreciendo la participación social y la presencia de las mujeres del medio rural en puestos de representación pública y de dirección. 67 medidas Para conseguir estos objetivos, el plan se estructura en seis ejes, 20 subejes y 67 medidas. Entre ellas, los «caballos de batalla» son el desarrollo de las nuevas tecnologías y la mejora de los servicios a la población. Atendiendo al primero de los casos, la Junta es consciente de que la conectividad se ha convertido en «un servicio imprescindible» tanto desde el punto de vista del ocio como de herramienta de mejora profesional, pero «sigue siendo una de las asignaturas pendientes» para las mujeres de los espacios rurales. Por otro lado, en lo que se refiere a la mejora de los servicios, el documento reconoce que se ha caído en «círculo vicioso» en el que «cuanta menos población, menos servicios, y cuanto menos servicios, menos atractivo es el territorio para el arraigo de la población». Por eso, los servicios en el medio rural constituyen «elementos fundamentales para evitar el despoblamiento y promover el desarrollo rural» y hay que apoyar también a las mujeres en este sentido puesto que «en el orden jerárquico para el uso de los coches familiares, los hombres suelen tener prioridad y las mujeres tienen que amoldarse a las disposiciones de los vehículos». Otro de los problemas que se plantea afrontar la Consejería de Familia con este plan es el de la lucha contra la violencia de género. El documento reconoce que «los vínculos afectivos y familiares y las estrechas relaciones vecinales parecen ser un factor muy importante para la invisibilidad» de este tipo de tratos. Aunque ya existen distintos planes de igualdad en la comunidad, la consejería propone como «necesario» un plan específico para estas situaciones. Este tema tiene que ser tratado desde una perspectiva de «planificación estratégica a nivel territorial regional» y las medidas que se contemplan tienen que tener muy en cuentan las condiciones «particulares» de los núcleos rurales y por eso promueven la «visibilización del problema en contextos sociales que siguen valorándolo en parte como privado, a la promoción de servicios de atención especialmente diseñados para contextos espaciales dispersos». Por último, el documento recoge una serie de iniciativas dirigidas a las personas mayores y con discapacidad, en gran medida «feminizado» debido a la mayor esperanza de vida de las mujeres y a la emigración de los hijos e hijas hacia las áreas urbanas, que les priva de la atención en redes familiares ubicadas en los núcleos de origen. De ahí se desprende además la necesidad de facilitar formación de cuidadores y la inversión en servicios cercanos de atención.



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