OPINIÓN AMFAR
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Artículo de Opinión
15/10/2024 BEGOñA GARCíA (Secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación )

Ser una mujer rural ―porque sí, porque yo también lo soy: soy una extremeña de pueblo tremendamente orgullosa de serlo― es una de las cosas más fundacionales que puede sucederle a una. Hay varios rasgos comunes que nos atañen a todas: sabemos que el apoyo es necesario. Sabemos que vivimos tiempos difíciles para el sector. Sabemos que la lucha es continua, y sabemos que si no trabajamos juntas y juntos, codo con codo, no podremos conseguir el único objetivo, lo único que debería importar: progresar, y, con ello, mejorar la vida de la gente.

Conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres rurales no sólo es lo correcto, sino que es lo más inteligente, porque las mujeres rurales tienen un papel crucial en el crecimiento como país. Sin nosotras no hay sociedad. La igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres es un elemento básico de la vertebración social, que actúa como garantía de la identidad, del progreso y de la cohesión social. No se nos puede olvidar que la fijación de la población al territorio la hacen las mujeres rurales.

El panorama ha mejorado, pero no nos podemos conformar. El medio rural español se encuentra envejecido y cada vez más masculinizado. No es opinión, son datos del INE en 2023: en la España rural viven unos 3,69 millones de mujeres. Es decir: el 49% de los habitantes de los municipios rurales son mujeres. Es casi un 2% menos que el nivel nacional, y la edad media en estos pueblos es muy elevada con respecto a la de las mujeres urbanas. Cuanto más pequeño es el pueblo, mayor es la edad de sus habitantes.

Además, el Censo Agrario 2020 refleja que sólo el 32% de las personas que son titulares de explotación y el 29,92% de las personas jefas de las explotaciones son mujeres. Las mujeres representaban en 2021, según datos del Observatorio del Cooperativismo Agroalimentario, un 28,5% de la base social de las cooperativas, mientras que sólo un 9,6% forman parte de los consejos rectores, y un 4,6% ejercieron la presidencia. Así, los últimos datos disponibles muestran que el 32% de las personas que son titulares de explotaciones son mujeres, es decir, de 789.103 titulares de explotación, tan sólo 252.415 son mujeres; que en España hay 1.337 empresas de titularidad compartida; y que las explotaciones de mujeres tienen una dimensión económica un 37% menor que la media nacional.

Esto evidencia varias cosas. La primera de ellas es que, efectivamente, sí, hay mucho trabajo que hacer, pero hay disposición, hay ganas e ilusión, y las mujeres quieren liderar un sector al que, en la mayoría de los casos, le han dedicado y le dedican completamente su vida. Si vemos los datos en su conjunto, si analizamos su evolución, podemos comprobar que hay un incremento, leve pero continuo. Las cifras no están estancadas, no dejan de aumentar.

Pero no es suficiente. Tiene que cambiar. Y lo vamos a cambiar: mi experiencia ―primero los ocho años que he trabajado por el sector agroalimentario de mi región, de Extremadura, y ahora en esta etapa al frente de la Secretaría de Estado de Agricultura y Alimentación― me ha enseñado que el sector agro es un ejemplo de transformación, de progreso, de adaptación ante situaciones complicadas. Llevo muchos años dedicada al desarrollo rural, di mis primeros pasos en el mundo profesional en la administración pública municipal de Malpartida de Cáceres y en la Mancomunidad de Municipios Tajo-Salor de Cáceres. Incluso durante varios años me sumergí en proyectos de cooperación internacional, con los que me enriquecí de las sólidas y potentes redes de mujeres de países como Costa Rica.

Todo ello me impulsó a adentrarme en la política, a incentivar mi curiosidad y mis ganas por ayudar a las mujeres, a poner mi pedacito de arena en el movimiento feminista. Cuando sea mayor, quiero mirar atrás y sentirme feliz y orgullosa de mi lucha. Porque trabajo todos los días en un mundo que aún continúa estando muy masculinizando.

Hemos trabajado mucho en este sentido, pero tenemos que trabajar más. Y estamos en ello.

Para lograr ese avance, son indispensables aspectos como la titularidad compartida y la incorporación de más mujeres a la actividad agraria. En eso andamos desde el Ministerio, dando a conocer la ley, con grupos de trabajo interministeriales. Porque el que haya mujeres presidentas, jefas, gerentes, directoras, liderando cooperativas en el sector primario es fundamental. Las mujeres tenemos otra manera de hacer las cosas. Necesitamos promover y favorecer la igualdad real y efectiva de las mujeres en el medio rural a través del reconocimiento jurídico y económico de su participación en la actividad agraria.

Nuestro deber es reconocer el papel y la labor de quienes más invisibilizadas han estado: las mujeres rurales. Por eso, tenemos los Premios de Excelencia a la Innovación de Mujeres Rurales, también las ayudas a asociaciones de mujeres rurales o el Ciclo Nacional de Cine y Mujeres Rurales, para que sean protagonistas. Las mujeres rurales son una de las mejores muestras del talento y tesón de este país. Somos conscientes de su importancia y, con esa visión, España consiguió introducir el concepto de igualdad de género en la regulación de los Planes estratégicos. Una de las prioridades para España en las pasadas negociaciones de la Política Agraria Comunitaria 2023 – 2027 fue la incorporación de la perspectiva de género. Gracias al ministro Luis Planas y al gran trabajo de todo su equipo, se logró incorporar la perspectiva de género entre los objetivos estratégicos. Un cambio que ha supuesto que, entre otras cosas, podamos considerar esta nueva PAC como más justa e igualitaria.

Este importante logro permite, por ejemplo, que las jóvenes ganaderas y agricultoras que decidan incorporarse a la actividad agraria tengan un importe superior de ayuda en el pago complementario para jóvenes, así como la posibilidad de que las comunidades autónomas prioricen sus ayudas de desarrollo rural (FEADER) a favor de ellas. También, respecto a las ayudas del primer pilar de la PAC, España ha incluido en su Plan Estratégico un importe de ayuda un 15% mayor en el pago complementario a la ayuda básica a la renta para jóvenes para el caso de titulares mujeres incorporadas por primera vez y recientemente como jefa o cotitular de explotación.

Es cierto que aún nos queda mucho camino por recorrer, pero este ha sido un paso muy importante, no solo para España, sino para toda Europa en su conjunto. Porque el avance de una mujer es el avance de todas, porque las conquistas de una mujer son las conquistas de todas. Estamos juntas en esto, y juntas avanzaremos. El talento femenino rural y sus logros convierten a las mujeres en grandes referentes, en espejos en los que mirarse. Y, aunque nos intenten ocultar o relevar a un segundo plano, la vida real siempre ha estado, está y estará repleta de millones de mujeres que rompemos barreras, techos de cristal, mujeres líderes, tanto en las grandes ciudades como en los pequeños pueblos, en cualquier parte del mundo.

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