DETALLE DE NOTICIA
11/07/2011
AMFAR Alicante cumple su décimo aniversario

El stand de AMFAR Alicante en una feria de muestras.
Pino Alberola. Información.es Siempre han estado ahí, pero hasta hace pocos años el trabajo de las mujeres en el campo ha pasado desapercibido, a la sombra de maridos, padres o hermanos que eran los titulares de las explotaciones agrícolas.
Sin embargo, en los últimos años, la mujer ha ido ganando protagonismo en el campo. Tanto que casi 17.000 titulares de terrenos agrarios de la provincia de Alicante son mujeres, lo que supone el 16% del total, según datos de la Asociación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (Amfar).
Una cifra que no ha dejado de crecer, sobre todo en el último lustro, lo que demuestra que la crisis ha empujado a muchas mujeres a volver al campo, del que un día salieron para buscar trabajo en otros sectores, y tirar del carro de los negocios familiares. "La mujer como propietaria es un fenómeno reciente, aunque toda la vida hemos trabajado en el campo, pero como peones, ayudando a nuestros padres o maridos", señala Teresa Antón, presidenta de Amfar Alicante. Ahora la mujer "dirige y toma decisiones, conduce tractores, riega y negocia con proveedores e intermediarios".
Heredar tierras de padres o abuelos suele ser el camino para dedicarse a este oficio. Sin embargo, "aunque la mujer fuera la beneficiaria de la herencia de esas tierras, hasta hace poco tiempo éstas quedaban a nombre del marido, que era el que se ocupaba de ellas y estaba dado de alta como autónomo". Lo que no ha cambiado a lo largo de los años es la exigencia que requiere este trabajo. "Es una dedicación de 25 horas diarias a las que tienes que sumar los hijos y la casa", asegura Teresa Antón. Para la presidenta de Amfar, en la agricultura, más que en ningún otro trabajo, "si eres mujer, además de valer, lo tienes que demostrar".
María Antón es propietaria de un terreno agrícola que heredó de sus padres. En los 25 años que lleva trabajando en el campo no sabe lo que son las vacaciones. "Tenemos cultivos de tomates, pepinos, ciruelas, peras o brevas que abarcan todas las temporadas del año, con lo que siempre hay trabajo". Ante este panorama, María asegura rotunda que "si volviera a nacer, no repetiría". Por eso, espera que sus dos hijos "terminen la carrera y no tengan que dedicarse al campo". Todo pese a que, en los últimos años, los avances tecnológicos han librado a la mujer de las tareas más pesadas del oficio. "Hoy en día casi todo se hace por goteo, lo que ha facilitado mucho las cosas, especialmente a las mujeres que tienen una explotación", señala María Sabuco, responsable de Amfar en Elche. Pero el día a día sigue siendo muy duro y, como señala Teresa Antón, la climatología "te afecta muchísimo, no es como un trabajo de oficina, en la que si hace frío pones la calefacción y si hace calor el aire acondicionado".
En el campo, como en otros muchos trabajos, cuando llega el primer hijo la mujer es la que suele renunciar al trabajo, sobre todo si el marido también es agricultor. "Entonces ayudan en las labores del campo, al menos media jornada, llevan todo el peso de la casa y los hijos y tradicionalmente se han sacado un pequeño sueldo con labores de aparado en el calzado", explica Sabuco.
Para la responsable de Amfar, el campo sigue ofreciendo barreras para la mujer: "Los jornales son menores para ellas; además, la mujer es menos visible que el hombre, pese a que trabaja por igual". Amfar, que este año cumple su X aniversario, espera que el número de mujeres propietarias aumente con la reciente entrada en vigor de la Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias, una iniciativa para favorecer la igualdad efectiva entre mujeres y hombres en el medio rural.
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