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27/11/2012
La mujer rural, motor de la economía turística
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Las mujeres ejercen una labor fundamental en la diversificación del tejido productivo.
C. Domínguez. La Crónica de León. El turismo rural leonés tiene nombre de mujer y así lo ponen de manifiesto los datos de la Consejería de Turismo de la Junta y el portal web (Toprural), que coinciden con sus estadísticas en dos extremos: la mayoría de titulares de establecimientos turísticos de León son mujeres y el colectivo femenino también es el más aficionado a emplear este tipo de alojamientos en sus escapadas. El registro de empresas turísticas que maneja la Administración regional cifra en 537 el número de establecimientos turísticos de carácter rural abiertos en la provincia. De esta cantidad, un total 229 (más del 42,6 por ciento) tienen como titular principal a una mujer. Además, 157 (el 29,2%) están a gestionados por un varón y, sólo cuatro (0,75%) por un hombre y una mujer de forma conjunta. El resto, sobre 147, (27,3%) son propiedad de una sociedad, ya sea en régimen de Comunidad de Bienes, sociedades limitadas (SL), cooperativas o, en el menor de los casos, por juntas vecinales o ayuntamientos. Así todo, y, si hablamos de titularidad individual, la cifra de mujer empresaria se dispararía hasta el 60%. El colectivo femenino ejerce, por tanto, una labor fundamental a la hora de diversificar el tejido productivo rural a través de este tipo de actividades, que complementan los ingresos familiares en unos casos, o son la fuente principal de ingresos en otros. Esta labor se magnifica en cuanto el turismo rural permite promocionar y revalorizar unos territorios normalmente desconocidos por el grueso turístico. Son, por tanto, embajadoras del medio rural y motor de la economía turística. Las cifras vienen a confirmar también cómo las actividades turísticas “se han convertido en una de las actividades predilectas de la mujer residente en el ámbito rural, una actividad clave para que las mujeres puedan desarrollar su vida profesional sin dejar el pueblo o sin tener que emigrar definitivamente”. No obstante, según indican algunos expertos, “existe el peligro de que esta nueva actividad refuerce la tradicional división sexual del trabajo, al poder acentuar el rol asignado tradicionalmente a las mujeres, encargadas de realizar las actividades domésticas y cuidar a la familia”. El perfil de emprendedora El estudio ‘La contribución económica de la mujer al desarrollo del medio rural de Castilla y León’ liderado por la doctora en Ciencias Económicas y Empresariales, Margarita Rico González, (junto a Jesús María Gómez García) deja clara además la necesidad de una mayor profesionalización del sector para borrar cualquier indicio de división sexual. “Deben ser las propias mujeres, a través de la profesionalización, las que consigan esa visibilidad. Mientras ellas no sean las primeras que se reconozcan como empresarias se seguirán reforzando los roles”. Según una encuesta realizada por los impulsores del estudio, el colectivo de empresarias turísticas rurales guarda, entre sus integrantes, ciertas similitudes. Se trata de un conjunto de mujeres con una edad media que oscila entre 45 y 54 años, generalmente casadas y que tienen una media de dos hijos. Una parte significativa de estas emprendedoras no ha realizado cursos de formación profesional relacionados con el turismo ni tenían experiencia previa, e incluso, habría “un grupo importante” de mujeres que ni siquiera cree necesario recibir cursos formativos específicos, porque considera que esta actividad es una extensión de su trabajo en el hogar. La razón principal para tomar la decisión de comenzar la actividad turística “es la del autoempleo”. “En este sentido, ven muy importante poder compatibilizar este trabajo con el trabajo doméstico y el cuidado de los hijos, además de no tener que desplazarse a otro municipio”. En cuanto a los recursos financieros, la mayoría de mujeres consultadas afirmó que, “además de con recursos propios, con préstamos de entidades financieras y con subvenciones”, contaron principalmente con el apoyo de los grupos de acción local. Sobre esta cuestión, las beneficiarias destacan negativamente la existencia de procesos administrativos tediosos a la hora de solicitar cualquier tipo de subvención. Las emprendedoras declaran que los principales problemas a los que se enfrenta el turismo de las zonas rurales se relacionan con un incremento de la oferta más acelerado que el aumento de turistas, la falta de promoción de ciertas zonas de la región, las dificultades financieras, la estacionalidad, la insuficiencia de infraestructuras municipales y la falta de actividades que complementen la oferta de alojamiento.



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