OPINIÓN AMFAR
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Faltan mujeres en el campo español
07/06/2023 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)

A comienzos de este año, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España daba a conocer el número total de perceptores de las ayudas directas de la PAC, así como un análisis de la edad y el sexo de los perceptores, tanto a nivel nacional como por comunidades autónomas.

La realidad es que, en España, según los últimos datos disponibles (2021), el 62,5% de perceptores de ayudas directas de la PAC son hombres y sólo el 37,5% son mujeres. Además, ellas reciben un importe medio de 2.844 euros anuales, mientras que el de ellos es de 5.465 euros al año. Es decir, las mujeres cobran un 48% menos.

Estos primeros datos reflejan una menor representación de las mujeres en la actividad agraria española, la menor dimensión de sus explotaciones, un importe medio de las ayudas directas inferior al de los hombres y además, podemos afirmar que la incorporación de las mujeres y los jóvenes al campo sigue siendo una asignatura pendiente.

Un reto que se torna complicado ante la aprobación de una nueva PAC que, más que proteger la producción agraria e incentivar a las mujeres y los jóvenes a que vean en el sector agrario una oportunidad laboral en el ámbito rural, se ha convertido en un obstáculo que ha sembrado de dudas y dificultades el mantenimiento de gran número de explotaciones.

En este caso, es bueno recordar que esta nueva PAC ha sido aprobada por el Ministerio de Agricultura y con el visto bueno del Ministerio de Transición Ecológica, sin contar con la participación ni la unanimidad de las comunidades autónomas, ni de las organizaciones agrarias ni de las organizaciones de mujeres rurales, como AMFAR-Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural.

Además, llega en un momento complicado para el sector agrario que ha perdido en los últimos de cinco años, desde el 2016 al 2021, un total de 158.486 perceptores de ayudas directas de la PAC. Mientras que en el 2016 el número total de perceptores de ayudas PAC se elevaba a 750.193 en el 2021 la cifra ha bajado drásticamente hasta los 591.707.

Ante este panorama, en el que cada año se pierden miles de mujeres y hombres profesionales agrarios, se complica el objetivo de alcanzar números igualitarios en la actividad agraria, a pesar del incremento vivido en los últimos años en la profesionalización de las mujeres en este sector, donde cabe destacar el caso concreto de la comunidad autónoma de Andalucía que aglutina al 38,4% del total de mujeres profesionales agrarias de España.

En Andalucía, las mujeres que reciben ayudas PAC se elevan hasta las 85.287, la cifra de agricultoras y ganaderas más alta de España, que representa más del 41% de los profesionales agrarios andaluces y que las eleva a cifras por encima de la media nacional. Sin embargo, estas mujeres cobran un importe medio de 3.991 euros anuales, superado por las mujeres del campo de Castilla y León que reciben 7.390 euros al año y por encima de las de mi región, Castilla-La Mancha, que cobran una ayuda inferior, 3.510 euros al año.

Como presidenta nacional de AMFAR-Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural y en calidad de miembro del Comité de Seguimiento del Plan Estratégico de la PAC 2023-2027, apostaremos y defenderemos medidas reales que garanticen el relevo generacional, que incrementen la profesionalización de las mujeres en la actividad agraria, que mejoren su calidad de vida y sus oportunidades laborales en el ámbito rural español, porque faltan mujeres en el campo español.

 

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Las mujeres ganamos terreno y visibilidad en el sector agrario
30/05/2022 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)

Han pasado tres décadas desde que AMFAR, Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural, diera los primeros pasos para constituirse en la principal federación nacional en la defensa de los derechos e intereses de las mujeres rurales españolas. Nuestros objetivos fueron claros desde el principio: que se conociera la realidad de las mujeres rurales, eliminar los obstáculos que les impedían crecer y potenciar que sus ilusiones de futuro fueran una realidad. Los primeros pasos no fueron fáciles, pero confieso que la dificultad engrandecía cada reto a conseguir.

Uno de los principales desafíos de AMFAR fue conseguir que las mujeres vieran reconocido el trabajo que realizaban en las explotaciones agrarias, que ya en los primeros años de nuestra andadura, se registraba sorprendentemente en las estadísticas bajo la calificación de  “extensión de sus labores” de ama de casa. Tres décadas después, en AMFAR celebramos que ¡lo estamos consiguiendo!

Hace unas semanas, conocía los últimos datos del censo agrario que recogía la actualidad del sector agrícola y ganadero español, un sector estratégico, que aporta el 10% al Producto Interior Bruto de España y que genera casi 3 millones de empleos.

Un sector económico en el que las mujeres han conquistando protagonismo a pasos agigantados, aunque de manera silenciosa. Tanto es así, que el número de mujeres que han cogido las riendas como Jefas de Explotación en el sector agrario ha aumentado un 22% en la última década, frente a la presencia de los hombres que, en su papel de Jefes de Explotaciones agrarias, ha descendido un 15% en este mismo periodo de tiempo.

En este sentido, quiero destacar el empuje y la valentía de las mujeres rurales andaluzas, que junto a las mujeres gallegas, asturianas y cántabras se han situado por encima de la media nacional, sobrepasando el porcentaje del 28,6% de mujeres jefas de explotación en comunidades autónomas.

 

 

Las mujeres rurales ganamos terreno, espacio y visibilidad en el sector agrario español. Queda mucho trabajo por hacer y espacio por conquistar, lo sé, pero en la actualidad, nos sentimos orgullosas y presumimos de la trayectoria recorrida por las mujeres rurales españolas en esta última década.

Estas mujeres son ejemplo de fortaleza en un sector tradicionalmente masculinizado y gracias a su tenacidad comienza a cambiar el rumbo hacia un destino más igualitario, en el que las mujeres tenemos mucho que hacer, decir y dar.

Estas mujeres que hoy aplaudimos, se han visto obligadas a enfrentarse a situaciones insólitas, en muchas ocasiones, para conseguir lo que les pertenece por derecho. En este caso, se me viene a la cabeza las dificultades para ver reconocido su trabajo en la explotación agraria. Un obstáculo que AMFAR sorteó consiguiendo la aprobación de la Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias. Una Ley que acaba de cumplir una década, y que gracias a AMFAR vio la luz en el año 2011.

Desde AMFAR hemos reclamado ante el Ministerio de Agricultura que impulsen esta norma, simplificando el procedimiento para conseguir el alta, dándole difusión, y mejorando las ayudas e incentivos económicos para las mujeres, ya que esta Ley es, entre otras, una gran oportunidad para frenar la despoblación, apostando por trabajar en una unidad familiar agraria, generando empleo y fijando población en el ámbito rural. 

Y termino aprovechando estas líneas para demandar el fortalecimiento del compromiso de las administraciones con las mujeres rurales y la igualdad de oportunidades, porque un pueblo sin mujeres, se muere. Las mujeres rurales son vida, dinamismo, innovación y garantía de futuro para nuestros pueblos. Miremos a las políticas de desarrollo rural, a la futura PAC y a nuestros municipios con ojos de mujer y avanzaremos más rápido.

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Mujeres Rurales, un ejemplo frente al Covid
31/03/2021 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)

La pandemia del Coronavirus ha condicionado los hábitos y el ritmo de vida de nuestra sociedad. La crisis sanitaria que sufrimos desde hace más de un año ha puesto de manifiesto que las mujeres han sido las más perjudicadas.

 

El punto de partida ya era de desventaja para nosotras. Mayor índice de paro, salarios inferiores y menor independencia económica. Las mujeres encabezábamos el trabajo temporal, dedicando más tiempo a las tareas domésticas y al cuidado de personas dependientes, y las mujeres rurales, en particular, seguían con menos recursos asistenciales y peores infraestructuras.

 

La pandemia ha puesto sobre la mesa por un lado, la fragilidad del modelo asistencial y por otro, la fortaleza de las familias y las mujeres que han soportado mayor peso en la atención de los dependientes del entorno familiar.

 

La crisis sanitaria del Coronavirus no impuso la conciliación ni la corresponsabilidad familiar, impuso el confinamiento, el cuidado de los dependientes, la formación online y el teletrabajo. Y las mujeres rurales volvieron a dar ejemplo, a pesar de las carencias asistenciales y digitales del medio rural.

 

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el 91,4% de los hogares tienen conexión a internet, un porcentaje que baja hasta el 86,8% cuando centramos la atención en los municipios de menos de 10.000 habitantes. Esto origina una triple brecha digital que queda definida por la desigualdad en función de la ubicación geográfica del municipio, de la edad de la persona usuaria y del tamaño del municipio.

 

Por este motivo, el reto de la brecha digital ha pasado a ser una de las grandes prioridades en AMFAR. El acceso a internet y a las nuevas tecnologías de la comunicación son medidas que deben acometerse con agilidad para garantizar la igualdad de oportunidades de la población rural y evitar una nueva discriminación.

 

 

En estos meses de pandemia, hemos podido constatar que la actividad productiva y las nuevas tecnologías son grandes aliados. La digitalización debe servir para dinamizar el territorio rural poniendo en valor todos los recursos que ofrece cada zona. Si conseguimos este objetivo, podremos conseguir otro gran reto, que es el de combatir la despoblación.

 

En AMFAR nos hemos visto en la obligación de reinventarnos, para continuar prestando los servicios que necesitan nuestras afiliadas y seguimos trabajando en la formación de las mujeres rurales, el emprendimiento, su incorporación al sector agrario, la igualdad de oportunidades, y la lucha contra la violencia de género, entre otros.

 

Quiero agradecer el trabajo de las mujeres rurales en estos meses de pandemia. Ellas han sido el pilar fundamental de las familias. Se han ocupado de que los hijos siguieran su curso escolar, atendiendo a los familiares dependientes, trabajando en el campo, llevando sus pequeños negocios, ofreciendo su solidaridad a los que estaban en primera línea, cosiendo mascarillas o llevando la compra o la comida a quienes más lo necesitaron.

 

Y sobre todo, quiero rendir homenaje a las mujeres rurales y socias que nos han dejado, que ya no están entre nosotras. Mujeres que nos han dejado su ejemplo de que con trabajo se conquistan los derechos y se tumban las discriminaciones.

 

Y acabo con un mensaje de ánimo a las mujeres rurales españolas para que continúen su labor con la fuerza y el coraje que las caracteriza. Nuestra unión nos permitirá salir antes de la crisis sanitaria, social y económica. ¡Juntas lo conseguiremos!.

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15 de mayo, Día Internacional de la Familia
15/05/2018 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)

En el año 1993, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 15 de Mayo, Día Internacional de las Familias. Una conmemoración que sirve para poner de relieve la importancia de la familia como pilar básico sobre el que se instrumenta una sociedad. Un hecho que queda recogido en las propias siglas de nuestra organización AMFAR, en el que las mujeres y las familias del ámbito rural se convierten en los verdaderos protagonistas de cualquiera de las actividades de nuestra programación.

A pesar de que el concepto de familia se ha transformado y su estructura ha evolucionado en las últimas décadas, AMFAR tiene claro que el futuro de los municipios pasa por las mujeres y los jóvenes rurales, y por tanto, por la supervivencia de las familias como institución esencial para frenar la despoblación, el envejecimiento o la masculinización. 

El Día Internacional de las Familias nos brinda la oportunidad de recordar cuestiones sociales, económicas y demográficas que afectan a las familias rurales y que repercuten directamente en las mujeres. Tal es el caso del envejecimiento de la población rural que incrementa los casos de convivencia con personas en situación de dependencia, que repercute en la carga de trabajo de las personas cuidadoras, en su gran mayoría, mujeres, que ven disminuidas sus posibilidades de incorporación al ámbito laboral.

Envejecimiento y masculinización que conducen al despoblamiento, que se ha convertido en uno de los graves problemas que afecta a nuestros municipios y que pone en el punto de mira a las mujeres rurales. Lo cierto es que nuestra España rural pierde cinco habitantes por hora. En los últimos tres años, la población rural española ha descendido a un ritmo de 45.000 habitantes cada año y no sólo se pierde población, sino que en las últimas décadas las tasas de natalidad han sido prácticamente nulas.

 El fenómeno de la despoblación se agrava con el envejecimiento de las localidades más pequeñas, cuantos menos habitantes tiene una localidad, más alta es la media de edad de sus habitantes. Por ello, en este Día Internacional de las Familias, se hace necesario reivindicar un nuevo modelo de política centrada en las mujeres y jóvenes como garantía de futuro. 

 Políticas que garanticen la existencia de servicios sociales, un adecuado desarrollo de las nuevas tecnologías, la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, empleo de calidad y la incorporación de mujeres y jóvenes a la actividad agraria y al emprendimiento, con la finalidad de frenar la despoblación y disfrutar de un mundo rural vivo y dinámico. En este contexto, se hace esencial la visibilidad de los 6 millones de mujeres rurales españolas para la diversificación económica, para la vertebración territorial y para la generación de empleo y riqueza.

Desde AMFAR, entendemos que se ha de trabajar más en la corresponsabilidad de hombres y mujeres dentro y fuera del hogar con la puesta en marcha de medidas que contribuyan a la conciliación efectiva entre la vida laboral y familiar en el ámbito  rural, donde más del 80% de esta actividad es realizada directamente por mujeres. Es preciso articular medidas que incrementen la movilidad y la accesibilidad a los servicios, y que haga más amplio el horizonte de capacidades, posibilidades y recursos.

En este Día Internacional de las Familias, queremos animar a las instituciones y a la  sociedad en su conjunto a conseguir estos grandes retos que nos permitirán apostar por la recuperación del 90% de la superficie española, valorizar nuestro medio rural y fortalecer la presencia y participación de las mujeres y sus familias en todas las esferas de la sociedad.

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Las mujeres pueden garantizar la supervivencia del medio rural
13/10/2017 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)

Han transcurrido veinte años desde la primera celebración del Día Mundial de la Mujer Rural en España, del que AMFAR (Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural) fue pionera en 1997. Una fecha que fue proclamada por Naciones Unidad en la IV Conferencia sobre la Mujer organizada en Pekín en el año 1995.

 

Veinte años en los que AMFAR reivindica los derechos de los casi seis millones de mujeres rurales españolas, su papel en la sociedad rural, en la actividad agraria y en el protagonismo que deben tener, junto con los jóvenes, en el diseño e implantación de las políticas de desarrollo rural.

 

En la actualidad, el despoblamiento y la falta de relevo generacional en el campo se han convertido en dos graves problemas que afectan a nuestro mundo rural y que pone en el punto de mira a las mujeres rurales. Nuestra España rural pierde cinco habitantes por hora. En los últimos tres años, la población rural española ha descendido a un ritmo de 45.000 habitantes cada año.

 

De los más de 8.000 municipios que hay en España, más del 60% se encuentran gravemente amenazados por la extinción demográfica, ya que no solo pierden habitantes, sino que registran tasas nulas de natalidad desde hace incluso décadas.

 

El fenómeno de la despoblación se agrava con el envejecimiento progresivo de las localidades más pequeñas, ya que según los datos que nos ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE), cuantos menos habitantes tiene una localidad, más alta es la media de edad de sus habitantes.

 

Por ello, se hace necesario un nuevo modelo de política que fomente la valorización de nuestro medio rural que está pidiendo a gritos la presencia de mujeres y jóvenes para garantizar su supervivencia. Políticas que garanticen la existencia de servicios sociales, un adecuado desarrollo de las nuevas tecnologías, que promuevan la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, que generen empleo de calidad y que fomenten la incorporación de mujeres y jóvenes a la actividad agraria y al emprendimiento, con la finalidad de crear empleo, riqueza, frenar la despoblación y fijar a sus habitantes.

 

La importancia del medio rural español, que supone casi el 90% de la superficie de España, se traduce en la gestión del territorio, en la producción de alimentos de calidad, en la seguridad alimentaria, en el cuidado de los recursos y del medio natural, en la conservación del patrimonio cultural y arquitectónico, de su historia y tradiciones, que constituye la parte más importante de nuestra identidad.

 

En este contexto, se hace esencial la visibilidad de los casi 6 millones de mujeres rurales españolas que son vitales para la diversificación económica, para la vertebración territorial y para la generación de empleo y riqueza, y para ello deben ser el centro de las políticas de desarrollo rural.

 

Debemos aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral y conseguir su independencia económica, reducir las diferencias retributivas entre mujeres y hombres, impulsar la igualdad en la toma de decisiones, promover el equilibrio entre responsabilidades familiares y profesionales, acabar con la violencia sexista que ataca gravemente a las mujeres del medio rural; así como proteger y ayudar a las víctimas.

 

Son muchos los retos que nos quedan por alcanzar, las mujeres rurales españolas estamos decididas a salvar nuestro medio rural, prueba de ello es que la actividad económica de las mujeres alcanza cada vez mayores porcentajes. En el último año, las emprendedoras rurales han superado a las emprendedoras urbanas, ya que el 54% del emprendimiento ha estado liderado por mujeres rurales frente a un 30% de mujeres urbanas. Sin embargo esta apuesta del colectivo femenino rural se ve frenado por la falta de infraestructuras, comunicaciones deficientes, carencia de nuevas tecnologías, necesidades formativas y una sociedad condicionada por arraigos y mentalidades más tradicionales.

 

En este Día Mundial de la Mujer Rural, queremos animar a las instituciones y a la  sociedad en su conjunto a que nos acompañen en los grandes retos que tenemos por delante, para recuperar el 90% de la superficie española, valorizar nuestro medio rural y fortalecer la presencia y participación de las mujeres rurales en todas las esferas de la sociedad.

 

Por último, no quiero dejar pasar esta ocasión, para felicitar a todas las mujeres rurales españolas, por su coraje, valentía y defensa de sus derechos e intereses que suponen el bienestar de toda la ciudadanía.

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‘Tenemos una deuda pendiente con las víctimas’
25/11/2016 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)

‘Española, 43 años de edad, madre de un menor, residente en un pequeño municipio, maltratada física y psicológicamente desde hace mucho tiempo, nunca denunció a su pareja’.

Este es el perfil de las mujeres que han sido asesinadas este año por sus cónyuges o ex parejas, 15 mujeres rurales que dejan a una decena de niños huérfanos que se hacen la misma pregunta que nosotros, ‘¿Por qué papá ha matado a mamá?’.

Hoy, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia que se ejerce contra las Mujeres, se publicarán estadísticas, se hará un repaso a las medidas adoptadas por las administraciones competentes, se harán análisis, se escucharán testimonios de quienes han sobrevivido a esta barbarie, pero no debemos quedarnos sólo en los datos porque las víctimas no son números, tienen nombre y apellidos, son mujeres con las que todos tenemos una deuda pendiente.  

Debemos trabajar para cambiar mentalidades, debemos remover todos los obstáculos que ocultan e incluso alientan este tipo de violencia, debemos comprometernos en la denuncia de la violencia en cada una de sus manifestaciones, en definitiva, todos, hombres y mujeres, asociaciones, tejido empresarial, instituciones públicas y privadas, colegios, universidad, profesores, alumnos, fuerzas de seguridad del Estado, policía local… Todos y cada uno de nosotros debemos comprometernos para acabar de una vez con esta lacra indigna de una sociedad democrática y moderna.

Las mujeres que viven en los pueblos son más vulnerables, la violencia de género es más silenciada, existen menos recursos, mayor dificultad para el cumplimiento de las medidas, mayor escarnio público, más miedo, mayor vergüenza… un sinfín de obstáculos sociales y psicológicos que dificultan desde el reconocimiento hasta la interposición de la denuncia.

AMFAR trabaja de forma incansable para que las mujeres maltratadas en el ámbito rural tengan acceso a las mismas oportunidades y recursos que el resto a la hora de denunciar. El desarrollo de campañas informativas y formativas está siendo fundamental para que se pierda el miedo a dar ese paso, nuestro asesoramiento y apoyo está permitiendo que muchas mujeres maltratadas vean la luz al final del túnel.

No veamos como normal algo que no lo es, reprobemos cualquier actitud que denigre a la mujer por el mero hecho de serlo, el maltrato nunca está justificado, eduquemos a nuestros hijos en la construcción de relaciones basadas en el respeto y en la igualdad.

Nuestra mano está tendida, nuestras puertas siempre abiertas. No estáis solas, hay salida, denuncia.

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En el mundo rural también hay salida, denuncia
24/11/2015 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)
Coincidiendo con el Día Mundial contra la Violencia que se ejerce hacia las Mujeres, la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR), quiere alzar su voz contra esta lacra que constituye el testimonio más evidente de desigualdad entre mujeres y hombres. Una lacra contra la que todos (hombres y mujeres, jóvenes y adultos, familias y asociaciones, instituciones y administraciones) debemos luchar con todas nuestras fuerzas. En el mundo rural, este problema es aún más acuciante. En nuestros pueblos, en el medio rural español, la violencia de género es una violencia callada y silenciosa, las mujeres tienen miedo a denunciar y, en muchos casos, les frena ‘el qué dirán’, lo que lamentablemente dificulta su prevención. De las 48 víctimas mortales que la violencia de género ha provocado en este 2015, el 46% procedían de núcleos rurales. 48 mujeres que vieron truncado su proyecto de vida a causa de la barbarie machista; 48 razones para que todos nos impliquemos en esta feroz batalla de concienciar a las mujeres que la sufren que no aguanten ni un minuto más, que deben denunciar, que no están solas y que hay salida. Estas 48 muertes son la consecuencia más negativa de un grave problema social que nos incumbe a todos. Cabe recordar que la violencia de género se manifiesta de formas diferentes. Violencia de género son los malos tratos físicos y psicológicos, también las agresiones sexuales, la trata de mujeres, la explotación sexual o la mutilación genital femenina. A todo ello, se suma ahora el acoso a través de internet, de la que también son víctimas muchas mujeres, cada vez de menor edad, que se ven anuladas completamente. En este sentido, conviene tener en cuenta otro aspecto especialmente alarmante. Según un reciente estudio, el 90% de los jóvenes reconoce haber ejercido algún tipo de violencia psicológica sobre su pareja. Un dato que nos indica que algo está fallando y que debemos actuar de manera más contundente, desde la base, trabajando más a fondo con los niños y jóvenes, en las aulas y fuera de ellas. Los profesores y los padres tenemos una misión muy importante en este sentido, y debemos comprometernos de forma firme para sensibilizar y educar en igualdad y desde el respeto. Nuestras hijas e hijos deben aprender que querer a alguien no es sinónimo de controlar a una persona y tienen que estar preparados para detectar los síntomas de la violencia de género y dar la voz de alarma cuando esto suceda. Desde AMFAR, llevamos a cabo actividades y programas para sensibilizar contra la violencia de género y prevenir conductas violentas. Hemos realizado talleres para prevenir el abuso sexual en el medio rural, para usar correctamente las redes sociales y para informar de los recursos disponibles en nuestros municipios para atajar la violencia de género, además de trabajar en coordinación con el Instituto de la Mujer y el Ministerio de Igualdad. Estoy convencida de que los resultados obtenidos serían mucho más positivos si lográramos implicar al 100% de la sociedad española contra esta lacra social. El hecho de que la mayoría de los hombres no sientan como suyo este problema, ralentiza la solución. Por ello, hoy 25 de noviembre, instamos a todos, pero especialmente a los varones, al 50% de la población, a sumarse a esta lucha con el fin de avanzar más rápido y que no haya que lamentar más muertes. Todos juntos podemos conseguir que este día deje de ser una fecha a tener en cuenta en el calendario. Hagámoslo posible. Actuemos.
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Avanzar en igualdad
15/10/2015 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)
Octubre es el mes de las mujeres rurales. El día 15 celebramos el Día Internacional de la Mujer Rural, una fecha marcada en nuestro calendario y que nos obliga a detenernos al menos un momento. De hecho, la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR) fue pionera en conmemorar una cita que permite poner el foco sobre un colectivo de casi 6 millones de mujeres, que representan el 48,9 por ciento de la población que vive en las zonas rurales españolas. Si tuviéramos que trazar un perfil de las mujeres rurales, éste responde al de una mujer trabajadora, casada, con hijos y con una media de edad de 55 años. Además, ella es la principal encargada del cuidado de los dependientes del hogar: niños, mayores, enfermos y discapacitados. Una actividad que compagina, en la mayoría de casos, con el mantenimiento de su negocio o de la explotación familiar agraria. La experiencia nos ha demostrado que las mujeres rurales juegan un papel clave en la cohesión y vertebración del territorio, así como en la diversificación de la actividad económica. Una realidad que AMFAR hace visible desde sus primeros pasos en 1991, denunciando las discriminaciones que sufre este colectivo, al tiempo que construye una base de herramientas formativas, informativas y de participación sobre todas aquellas cuestiones que preocupan y afectan a la mujer. En este camino, AMFAR ha conseguido importantes logros como la aprobación de la Ley de Titularidad Compartida en las Explotaciones Agrarias que reconoce la igualdad de derechos entre la mujer y el hombre. Sin embargo, para avanzar en igualdad es preciso impulsar la participación de la mujer rural en la vida pública de sus pueblos. Desde AMFAR reclamamos por ello una política de desarrollo rural sostenible e integrada, que tenga en cuenta explícitamente a la mujer, su necesidad de formación y su capacidad de emprendimiento. Sólo así se conseguirá frenar el despoblamiento y el envejecimiento que afecta a muchas de nuestras comarcas, agravados por el crecimiento de la brecha salarial entre géneros. Un problema que no es el único al que se enfrentan las mujeres. Mes a mes, comprobamos los desgarradores datos que deja la violencia de género. Una lacra que ya ha arrebatado la vida a 24 mujeres, de las que el 43 por ciento de sus víctimas mortales son mujeres que residían en el ámbito rural. Estadísticas, que pese a los avances realizados en los últimos años, nos obligan a no cesar en nuestro empeño por desterrar un problema que dificulta el desarrollo integral de la mujer y de nuestra sociedad. Una lucha hacia la igualdad que no es posible sin igualdad de oportunidades. Trabajemos por el reconocimiento de nuestra propia valía, de nuestros derechos, aprovechando los caminos que nos marcan nuestra formación y experiencia.
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La Navidad, antesala de un año esperanzador
23/12/2014 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)
Presidir una organización nacional de mujeres rurales como AMFAR, me lleva necesariamente a valorar el 2014 como un año complicado, pero en el que, gracias al esfuerzo de las mujeres y los hombres del campo, vamos a cerrar con grandes retos cumplidos. Debemos aplaudir el talento mostrado por el sector agrario, un sector estratégico que ha sabido afrontar la dura situación económica con una brillante iniciativa empresarial en la apertura de nuevos mercados internacionales. De tal forma que cerraremos este 2014 con una participación del sector agroalimentario en el conjunto del comercio exterior de un 17% en las exportaciones, situándose incluso por delante del sector del automóvil. Unos datos que ponen de relieve el espíritu emprendedor de las mujeres y los hombres del campo, que han sabido buscar las fórmulas necesarias para contribuir a su propia recuperación económica y a la de nuestra sociedad, convirtiendo a España en el octavo país exportador del mundo en productos agroalimentarios y el cuarto de la Unión Europea. No debemos olvidar el importante papel que ha jugado la nueva ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, en este empuje económico del sector, en el que su papel negociador ante las instituciones europeas ha sido clave para la generación de confianza y seguridad entre las mujeres y hombres del campo español. En Castilla La Mancha el horizonte rural y agrario también se presenta alentador, ya que contamos con instrumentos e incentivos para continuar en la senda de la recuperación. Por una parte, hemos recibido con alegría el aumento de presupuesto, hasta alcanzar los 22 millones de euros, para atender todas las solicitudes de jóvenes que quieren incorporarse al sector agrario. Una buena noticia, ya que las mujeres y los jóvenes son ahora más que nunca necesarios para garantizar la supervivencia de un sector aquejado por el envejecimiento, ya que el 42% de nuestros agricultores y ganaderos tienen más de 65 años. Por otra parte, el Programa de Desarrollo Rural de Castilla La Mancha contará con 1.147 millones de euros procedentes de la Unión Europea, en el que se primará la participación femenina en materia de innovación, formación y creación de empresas. Una relación de medidas a las que hay que sumar la creciente iniciativa emprendedora de las mujeres rurales, que es la que mejor encaja en el nuevo modelo de las políticas de desarrollo rural. AMFAR ha convertido el emprendimiento de las mujeres en uno de sus objetivos principales en este 2014, ya que el campo y el mundo rural se presentan como una verdadera oportunidad de negocio viable y su implantación supondrá la fijación de población, la generación de empleo, y la independencia económica de las mujeres a través de la diversificación de actividades, en un proceso que debe estar integrado en el entorno, endógeno y sostenible. AMFAR tiene claro que la clave del emprendimiento pasa por ofrecer a las mujeres formación, información y de manera específica, autoestima. Sin olvidar las herramientas necesarias para que puedan conciliar su vida familiar, personal y laboral, y no poner en peligro su espíritu emprendedor. No quisiera terminar este artículo de opinión sin animarles a que disfruten de la Navidad en compañía de sus familiares y amigos consumiendo nuestros excelentes productos agroalimentarios. En nosotros, también reside la responsabilidad de proteger nuestra agricultura, compartiendo en nuestras mesas alimentos de la tierra, que son de excelente calidad. Mis mejores deseos en estas fechas navideñas. Que el amor, la amistad y la solidaridad sean los sentimientos que guíen nuestras acciones en estos días tan señalados. Feliz Navidad y próspero año 2015
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25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
24/11/2014 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)
La conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer deja año tras año unas cifras escalofriantes. 45 mujeres han sido asesinadas en España a mano de sus parejas o ex parejas en lo que llevamos de año, más de 757 víctimas en la última década, y una interminable lista de familiares, amigos y vecinos consternados y abatidos por esta lacra social, que es la máxima expresión de discriminacion que afecta mayoritariamente a las mujeres. Desde la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR) hemos condenado este tipo de violencia en reiteradas ocasiones. Hemos salido a la calle, leído manifiestos, guardado minutos de silencio e impartido jornadas informativas en todos los rincones de nuestra geografía nacional, y todo ello con el único objetivo de erradicar la violencia de género. Sin embargo, todo esfuerzo es poco para combatir esta lacra social, que no diferencia a las víctimas por su estatus social, ni por su edad, religión o nacionalidad. Estudios del propio Ministerio de Igualdad evidencian que la violencia de género permanece más invisible en el medio rural, y desde AMFAR hemos comprobado que efectivamente, las mujeres que residen en municipios pequeños, encuentran más obstáculos a la hora de denunciar y vencer las barreras que les permitan dar la voz de alarma para empezar a salir de esa situación. Es en este terreno en el que desempeñamos nuestra labor de asesoramiento y apoyo, y en el que AMFAR trabaja desde hace años para que la información llegue a cualquier población, por pequeña que sea, y que todas las mujeres, rurales o urbanas encuentren las mismas oportunidades y herramientas en la lucha contra la violencia de género. Eduquemos a nuestros menores y a nuestros jóvenes, concienciemos a los adultos y animemos a las víctimas a perder el miedo a la denuncia, o a recurrir a organizaciones de mujeres como AMFAR, que luchan desde hace muchos años para ayudar a las mujeres que se han visto envueltas en cualquier tipo de situación de violencia. Para concluir quiero recordar que, pese a que el 59% de las mujeres asesinadas este año en España residían en el ámbito rural, existen otras cifras que nos permiten enviar un mensaje alentador: el 70% de las mujeres consiguen salir de la espiral de la violencia. Confiemos en que esta cifra siga aumentado, gracias al esfuerzo, la concienciación y el apoyo de todos.
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