OPINIÓN AMFAR
ALMUDENA GUIJARRO
(Presidenta de AMFAR Cuenca) BEGOñA GARCíA
(Secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación ) CARMEN CANDA
(Presidenta de AMFAR Galicia) CHELO AZNAR
(Presidenta AMFAR Zaragoza) CRISTINA CLAVELL
(Presidenta de AMFAR Cataluña) EDUARDO COCA
(Cazador y escritor) LAURA MARTíN
(Agricultora) LOLA MERINO
(Presidenta de AMFAR) LUCíA MARTíN
(Comisión Ejecutiva Alianza Rural) MANUELA REDONDO LUIS
(Presidenta de AMFAR Valladolid) MARíA TERESA RESINA
(Presidenta de AMFAR Ávila) MARíA TERESA RESINA
(Presidenta de AMFAR Ávila ) MICHELLE BACHELET
(Directora ejecutiva de Naciones Unidas) MIGUEL ÁNGEL VALVERDE MENCHERO
( Presidente de la Diputación de Ciudad Real) ROSA PRUNA
(Presidenta de AMFAR Cataluña) VíCTOR YUSTE
(Director General Foro Interalimentario)
(Presidenta de AMFAR Cuenca) BEGOñA GARCíA
(Secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación ) CARMEN CANDA
(Presidenta de AMFAR Galicia) CHELO AZNAR
(Presidenta AMFAR Zaragoza) CRISTINA CLAVELL
(Presidenta de AMFAR Cataluña) EDUARDO COCA
(Cazador y escritor) LAURA MARTíN
(Agricultora) LOLA MERINO
(Presidenta de AMFAR) LUCíA MARTíN
(Comisión Ejecutiva Alianza Rural) MANUELA REDONDO LUIS
(Presidenta de AMFAR Valladolid) MARíA TERESA RESINA
(Presidenta de AMFAR Ávila) MARíA TERESA RESINA
(Presidenta de AMFAR Ávila ) MICHELLE BACHELET
(Directora ejecutiva de Naciones Unidas) MIGUEL ÁNGEL VALVERDE MENCHERO
( Presidente de la Diputación de Ciudad Real) ROSA PRUNA
(Presidenta de AMFAR Cataluña) VíCTOR YUSTE
(Director General Foro Interalimentario)

15 de octubre, Día Mundial de la Mujer Rural
15/10/2012
LOLA MERINO
(Presidenta de AMFAR)
Hoy, 15 de octubre, se conmemora el Día Mundial de las Mujeres Rurales. La Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural, AMFAR, que fue pionera en España en la celebración de esta efeméride en el año 1997, ha organizado una veintena de actos en distintos puntos de la geografía nacional para poner de relieve la importancia de la labor desarrollada por las mujeres en la economía familiar, el desarrollo rural y el campo español.
Un trabajo esencial para el mantenimiento de las zonas rurales, que además se ha convertido en el principal instrumento de fijación de población, empleo y biodiversidad.
En España viven casi seis millones de mujeres rurales que representan la tercera parte de la sociedad española femenina. Un colectivo que tiene una estrecha vinculación con el sector agrario, ya que según datos del Ministerio de Agricultura, uno de cada cuatro profesionales del campo es mujer. Lo que representa el 26% de los trabajadores del sector agrario español.
Un dato revelador en el sentido de que no representa la verdadera dedicación de las mujeres en las explotaciones agrarias, ya que no incluye a más de 700.000 mujeres, según datos gubernamentales, que estarían realizando labores agrícolas en calidad de “ayuda” o “colaboración familiar”.
Nuestra sociedad rural está fuertemente envejecida y masculinizada, de hecho, los mayores de 65 años en las zonas rurales doblan a la media nacional. Concretamente, uno de cada seis habitantes rurales tiene más de 70 años, una cifra que se hace más extrema cuanto más pequeño es el núcleo de población.
La media de edad de las mujeres rurales ronda los 55 años y cada vez nacen menos niños y se tienen más tarde. Además de ser más numerosos los mayores y personas dependientes que requieren cuidados sanitarios y atención especializada.
Ante esta situación, la juventud rural no está dispuesta a arriesgar tanto como han arriesgado las generaciones anteriores. La escasa valoración del trabajo desempeñado por las mujeres rurales ha supuesto que muchas de las más jóvenes hayan decidido irse de los pueblos en busca de formación y un trabajo remunerado.
Lo que pone de relieve la urgencia de invertir en las mujeres como verdaderos agentes de desarrollo rural y generación de empleo. Debemos ser cómplices con el espíritu emprendedor de las mujeres y ayudarles a crear empresas en el medio rural.
El impulso a este espíritu emprendedor, lleva aparejada la puesta en marcha de las medidas y políticas activas necesarias que faciliten la apertura de sus negocios, propiciando la creación de puestos de trabajo, fijando la población y dinamizando el entorno.
Estoy firmemente convencida de que esta promoción del autoempleo y del espíritu emprendedor de las mujeres rurales es posible en el mundo rural. Un convencimiento que también tienen las propias mujeres que son conscientes de los recursos y posibilidades que les ofrece su entorno, y están dispuestas a aprovechar como nuevas oportunidades de negocio y empleo.
Con la confianza de que seguiremos avanzando en la igualdad de oportunidades, aprovecho la ocasión para rendir un merecido homenaje a los casi seis millones de mujeres rurales españolas que solo con su presencia están garantizando la vida y la supervivencia del 80% de nuestro territorio y para reclamar el reconocimiento justo y merecedor de su labor.
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Mujeres y desarrollo sostenible
04/07/2012
MICHELLE BACHELET
(Directora ejecutiva de Naciones Unidas)
La Cumbre de la Tierra «Rio+20» de las Naciones Unidas del pasado mes ha sentado las bases para trazar el camino hacia economías que trabajen por la igualdad social y la protección medioambiental. Por esta razón, en la cumbre el desarrollo sostenible ha estado en el centro de la agenda global.
Ya resulta claro que no es posible lograr desarrollo sostenible sin energía sostenible. En efecto, el acceso a la energía fomenta el desarrollo en varios niveles, notablemente en términos de las mujeres, su salud, su seguridad y su autonomía.
Al reconocer lo anterior, la ONU ha declarado 2012 año de la Energía Sostenible para todos y el secretario general Ban Ki-moon ha puesto en marcha una iniciativa global con tres metas ambiciosas para 2030: el acceso universal a servicios de energía modernos, la duplicación de la tasa global de mejoramiento de la eficiencia energética y la duplicación de la participación de la energía renovable en el total de la energía global.
Estos temas son globales, pero en todas partes del mundo la energía es un asunto que es importante para las mujeres. Puede significar la diferencia entre la seguridad y el temor, la libertad y la servidumbre, e incluso la vida y la muerte.
En muchos lugares, particularmente en zonas rurales, las mujeres dedican muchas horas del día a buscar combustibles donde sea, a falta de fuentes de energía sostenible. A nivel global, 1.300 millones de personas aún no tienen acceso a la electricidad y 2.700 millones, mujeres en su mayoría, utilizan madera, carbón y estiércol para cocinar. Todos los días las mujeres toman decisiones difíciles sobre los recursos energéticos y su uso, ya sea cuando salen a buscar madera, lo que las puede exponer a riesgo de violación, como cuando gastan sus escasos recursos en queroseno para obtener una iluminación ineficiente y humeante.
También son las mujeres las que padecen los efectos desproporcionados sobre la salud de las fuentes de energía no sostenibles. La exposición al humo producido por métodos peligrosos de cocinar, calentar e iluminar mata a casi dos millones de personas al año, 85% de las cuales son mujeres y niños que mueren a causa de cáncer, infecciones respiratorias y enfermedades pulmonares que se relacionan con estas prácticas. Muchos millones más padecen enfermedades derivadas de la exposición.
A nivel comunitario, la falta de energía en clínicas obstaculiza la capacidad del personal médico para proporcionar tratamientos y cuidados adecuados. Se calcula que entre 200.000 y 400.000 establecimientos de salud en países desarrollados no tienen acceso confiable a la electricidad. Esto significa que las vacunas y la sangre no se pueden almacenar de forma segura, el equipo para el diagnóstico a menudo no sirve y las salas de operación no funcionan de noche.
Esta falta de electricidad significa un riesgo para las vidas de las mujeres embarazadas y sus bebés. A nivel mundial, 800 mujeres mueren diariamente debido a complicaciones del embarazo y el parto, y la gran mayoría de esas muertes podrían evitarse con servicios de salud de calidad, para los cuales normalmente se necesita la electricidad.
El trabajo no remunerado que las mujeres realizan durante largas horas todos los días en busca de madera y otras fuentes de energía les quita tiempo para participar en actividades más productivas. Eso a la vez, priva a las familias pobres de ingresos que necesitan urgentemente.
No hay motivo para que esa situación continúe. En Kenia, el uso de estufas mejoradas ha reducido los requerimientos de madera combustible en aproximadamente 40%, lo que no sólo ha reducido la carga de trabajo no remunerado de las mujeres y la deforestación sino que también ha permitido que las mujeres dediquen tiempo a la educación, la capacitación y el empleo remunerado, de modo que también se reducirá la pobreza.
El suministro de energía sostenible para todos también creará nuevas oportunidades para las mujeres en otras partes. La energía solar puede alimentar la iluminación, el bombeo de agua, la refrigeración y la electrificación de centros de salud, escuelas y otros servicios públicos en poblados enteros.
Además, la energía renovable puede ofrecer una visión externa, mediante el acceso a teléfonos celulares, internet, radio y televisión y también suministrar la energía para pequeñas, medianas y grandes empresas. Además, la disponibilidad de iluminación exterior puede prevenir la violencia contra mujeres y niñas.
Obtener una energía sostenible para todos requiere de la participación plena de las mujeres. Los casos de la India y Nepal indican que la participación de las mujeres en el proceso de toma de decisiones está relacionada con una mejor gestión ambiental local. Además, según un estudio global, los países que tienen una representación más elevada de las mujeres en el parlamento suelen estar más dispuestos a ratificar tratados ambientales internacionales.
Como se establece en la Declaración de Río de la primera Cumbre de la Tierra en 1992: «Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo. Es, por tanto, imprescindible contar con su plena participación para lograr el desarrollo sostenible».
Veinte años después, cuando lo que está en juego es más, ya no podemos darnos el lujo de no actuar. Por esta razón ponemos en el centro de las discusiones y asociaciones el principio de igualdad de género para lograr una energía renovable para todos para 2030.
Michelle Bachelet
Ex presidenta de Chile. Directora ejecutiva de las Naciones Unidas
Copyright: Project Syndicate, 2012
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Por la mujer rural, sin excusas
09/03/2012
MARíA TERESA RESINA
(Presidenta de AMFAR Ávila)
Las mujeres corremos el riesgo de ser invisibles, siluetas oscuras a la sombra de una mentalidad arcaica. Me refiero a las injusticias pendientes que tienen nombres como brecha salarial y discriminación, y a lacras como la violencia machista y desigualdad. Una situación que nos mantiene en estado de permanente alerta, de reivindicación constante para hacernos valer. Y así queremos expresarlo y lo expresamos en el Día Internacional de la Mujer.
Echando la vista atrás, son muchas las batallas ganadas; la relevancia en la vida pública además de en el ámbito privado, la presencia cada vez más frecuente en los ámbitos empresarial y político… la evolución en las últimas décadas ha sido pasmosa. El último hito es la Ley de Titularidad Compartida aprobada el año pasado, que a pesar de no ser suficiente, es un avance más hacia la consecución de la igualdad. Hemos dado un paso de gigante, pero desde aquí reclamamos que la tremenda crisis económica que padecemos no haga mella en el camino que la ciudadanía en general ha comenzado hace años.
El modelo comenzado a seguir debe ser mejorado, desde la exigencia de que así sea por parte de todas las Administraciones competentes. Sin medias tintas, con un apoyo decidido a la mujer y con ella a toda la sociedad. Un modelo que reconozca en una visión global el papel que a la mujer le corresponde en la sociedad, y en lo particular el que cada una de las miles de mujeres de la provincia quiera desempeñar.
No miremos para otro lado, achacando a las dificultades económicas lo que en realidad esconde la falta de voluntad política. Requerimos el compromiso firme de las instituciones para que las acciones que fomentan la igualdad a nivel provincial y regional no desaparezcan, teniendo en cuenta que las mujeres del ámbito rural sufren una doble discriminación por habitar en pequeños municipios con muchas menos oportunidades que en el medio urbano, sin infraestructuras de comunicación ni telecomunicaciones. Una realidad que existe y ante la que las mujeres rurales pedimos apoyo para, además, seguir manteniendo la vida en nuestros pueblos.
Ojalá llegue el día en que no existan ‘Días Internacionales’, porque significará que la sociedad se ha ganado los calificativos de avanzada y justa. Hasta entonces, aquí estamos para seguir recordándolo, y trabajando en pro de su consecución. No podría ser de otra manera. Llevamos en nuestro ADN la defensa de las mujeres y familias del ámbito rural.
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La mujer, pilar de la familia y del mundo rural
07/03/2012
LOLA MERINO
(Presidenta de AMFAR)
La mujer rural española es un colectivo de casi 5 millones, con una media de edad de 50 años, casada y con hijos. La mayoría de ellas se declara “ama de casa”.
En el sector agrario trabajan como titulares de explotación un total de 500.000 mujeres que suponen el 29% de los titulares de explotación en España, aunque se estiman en más de 750.000 mujeres, las que en calidad de “ayuda familiar”, dedican una parte importante de su tiempo a sacar adelante las explotaciones agrarias.
Estas 750.000 mujeres, según un estudio realizado por el Instituto de la Mujer, aportan un total de 770 millones de horas anuales a labores agrícolas y ganaderas, de las que el 78% no son retribuidas.
Desde AMFAR, Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural, hemos trabajado duramente para que se dignifique el trabajo que desempeñan estas mujeres y conseguir una verdadera equiparación de derechos con los profesionales del campo.
Una reivindicación que ha calado en el Gobierno nacional ya que por fin, las mujeres del campo podrán disfrutar de la igualdad que les corresponde por derecho a través de recién aprobada Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias, que entró en vigor el pasado 5 de Enero de 2012.
Hasta ahora, el trabajo de las mujeres era considerado como “extensión de las tareas domésticas” y su estatus laboral se definía más por la relación familiar que ostenta con el titular de la explotación (esposa, hermana o hija) que por el trabajo que desempeñaba en la explotación.
La incorporación de la mujer al mundo laboral ha sido uno de los grandes hándicap del colectivo femenino rural, pero no es el único. Existen otros muchos aspectos que dificultan su avance hacia la igualdad efectiva con respecto a los hombres.
La solución pasa, entre otras cuestiones, por un cambio de mentalidad. El mundo rural vive todavía inmerso en una sociedad mucho más tradicional, en la que la mujer sigue ocupando un segundo plano.
Además, hemos de esforzarnos en dar una imagen real de lo que es el mundo rural español. Desgraciadamente sigue existiendo un gran desconocimiento de la vida en los pueblos, lo que constituye un freno añadido para alcanzar nuevas metas en todos los aspectos de la vida social, económica y cultural.
La última Encuesta de Población Activa desvela que más de un millón y medio de familias se encuentran con todos sus miembros en el paro. Todas ellas tienen graves problemas económicos para llegar a fin de mes, y donde la mujer, pilar básico de la familia, representa el apoyo, las palabras de aliento y la fortaleza para salir adelante.
Esta crisis ha forzado a miles de amas de casa a buscar un puesto de trabajo fuera del hogar. Mujeres que hasta ese momento se encargaban de las tareas domésticas y del cuidado de todos los miembros de la familia: de los hijos, los nietos, de los mayores, de los enfermos, discapacitados, o dependientes y que ahora buscan salir adelante complementando su jornada con otro trabajo remunerado.
Y en pleno siglo XXI, las mujeres seguimos reclamando que se conozca nuestra verdadera situación laboral.
A día de hoy se sabe poco de nuestra realidad. Se desconoce cómo nos afecta la crisis económica o el paro, o los problemas que tenemos para encontrar un puesto de trabajo que pueda ser compatible con nuestra actividad familiar diaria.
Tenemos escasa participación en los órganos de decisión y problemas de acceso a las nuevas tecnologías de la comunicación.
Sin embargo, desde AMFAR afirmamos sin miedo que las mujeres son vitales para el mantenimiento de la vida en los pueblos y de las explotaciones agrarias.
La mujer rural es el pilar sobre el que se sustenta una familia y por extensión un municipio, por lo que es imprescindible atender sus necesidades para frenar el envejecimiento, la emigración y por tanto, fijar la población.
Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, el próximo 8 de marzo, la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR) alza su voz para reclamar un mayor y mejor aprovechamiento de los recursos que tienen las zonas rurales para conseguir un desarrollo rural sostenible y que las mujeres y los jóvenes sean los protagonistas de dicho desarrollo.
Con esta medida, sería posible un mundo rural activo, dinámico, con capacidad de generar empleo y fijar la población, para ello es necesaria la implicación de las mujeres y de los jóvenes y un compromiso verdadero de las instituciones que los acompañen en la puesta en marcha de sus iniciativas emprendedoras.
Nos hemos preocupado de la formación de nuestros hijos y también de la nuestra, pues estamos apostando fuerte por aprender y emprender en el mundo rural con el objetivo de ser independientes económicamente, de generar empleo y garantizar así la supervivencia del pueblo que nos ha visto nacer y crecer.
Las mujeres no podemos ni debemos renunciar a nuestra condición de madres por el mero hecho de tener que desempeñar un puesto de trabajo. La revolución igualitaria en el mundo laboral debe pasar por permitir que hombres y mujeres, padres y madres podamos conciliar la vida laboral y familiar.
Aunque tampoco debemos olvidar que una de las grandes barreras que tradicionalmente han impedido la plena participación de las mujeres ha sido la concepción machista de la sociedad que asignó distintos roles y funciones a hombres y mujeres, relegando a estas últimas al desempeño casi exclusivo de las tareas del hogar. Un reparto de roles que aún sigue existiendo y que es el germen de la desigualdad. Una desigualdad que llega a alcanzar su máxima expresión en la violencia ejercida contra la mujer.
Por todo ello, en un día como hoy, Día Internacional de la Mujer, debemos solidarizarnos con la mujer rural y defender sus intereses, porque también son los nuestros.
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Por la igualdad real
17/10/2011
MARíA TERESA RESINA
(Presidenta de AMFAR Ávila)
Un avance para la mujer rural, pero no la mejora definitiva que seguimos esperando. La Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias, aprobada recientemente en el Congreso de los Diputados, reconoce al fin el trabajo invisible que un vasto colectivo venía ejerciendo en los pueblos de nuestra provincia desde siempre, por lo que inequívocamente favorece la igualdad efectiva de género en el medio rural, con la mujer como eje central en torno a la que se articulan las propuestas, lo que desde luego ni siquiera contempla la propuesta de reforma de la Política Agraria Comunitaria (PAC) presentada por la Comisión Europea. Una PAC excluyente que aleja y desatiende a las mujeres rurales, y que además potencia explotaciones alejadas de la competitividad, con medidas como el ‘reverdecimiento’ de las ayudas, lo que es igual a más gastos para la explotación agrícola o ganadera, y de la productividad y eficacia, ya que penaliza a los cultivos más productivos. Una PAC verde y alejada del modelo de agricultor activo, una PAC que ignora a las mujeres y por tanto al aspecto clave y generador de riqueza y vida en el mundo rural.
No seamos complacientes, no pensemos que está todo hecho. Para empezar, la Ley de Titularidad Compartida, una vez que al fin es una realidad, no puede quedarse en papel mojado, en un mero registro elaborado a base de nombres y apellidos. Son necesarios más incentivos económicos para que la mujer que habita en los pueblos de nuestra provincia pueda permanecer definitivamente, generar riqueza y evitar la despoblación, uno de los grandes males de nuestros municipios en el Siglo XXI. El paso definitivo son las ayudas reales, la rebaja de impuestos para facilitar la incorporación de la mujer a la actividad económica rural, evitar la emigración y que incluso anime a los jóvenes a retornar a sus pueblos de origen. Más allá de generalidades, exigimos la aplicación de la discriminación positiva para que cualquier mujer, independientemente de su edad y del tiempo cotizado, pueda acceder a la jubilación, de tal manera que incluso cuando la trabajadora no haya cotizado el periodo mínimo exigido, éste debe ser complementado por el Gobierno español, con el fin de corregir esta injusticia histórica.
No necesitamos palabras de aliento ni miradas condescendientes. Queremos actuaciones eficaces con medidas reales para que la mujer rural tenga similares oportunidades a la del entorno urbano. Pedimos a los partidos políticos que concurren a las elecciones del 20-N visión de futuro para que incluyan en sus programas y después lleven a la práctica actuaciones de apoyo a la mujer rural. Sin mujeres el medio rural estará agotado. Con ellas los pueblos tienen la oportunidad de recuperar su esplendor pasado.
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Mujeres en el medio rural
25/05/2011
EDITORIAL PUBLICADO
(La Vanguardia.com)
HAY cierto consenso a propósito de que el siglo XX ha sido el de las mujeres. No se trata de que hayan alcanzado un estadio plenamente satisfactorio, sino de que han logrado progresos sustanciales; de que hoy nadie discute, al menos en términos teóricos, la pertinencia de la igualdad de oportunidades entre los seres humanos, con independencia del sexo al que pertenezcan. Las mujeres han asumido su puesto en la sociedad. Y ese puesto es muy distinto del que ocupaban pocos años atrás, cuando la posición femenina estaba claramente subordinada a la masculina.
¿Quiere eso decir que se ha alcanzado la equidad? No. Por desgracia, no puede decirse eso. Las carencias están a la vista. Un estudio del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, titulado Diagnóstico de la igualdad de género en el mundo rural, nos ofrece algunos datos dignos de atención. Nos referimos a un estudio que extiende un velo de sombra sobre los avances registrados en materia de igualdad de sexos, puesto que sus efectos, más visibles en el medio urbano, dejan mucho que desear en el rural. Siguen algunos ejemplos. En el plano teórico, conviene decir que una cuarta parte de los habitantes del medio rural cree que hombres y mujeres no pueden desempeñar las mismas funciones ni responder ante las mismas responsabilidades. Y, en el plano práctico, añadiremos que el 30% de la población rural cree que las mujeres deben sacrificar su faceta productiva en favor de la reproductiva, y conservar la tradicional atribución de roles. Esto tiene sus consecuencias. Por ejemplo, que el índice de inactividad femenina en el medio rural es del 38,4%, frente al 15,1% masculino. O que las mujeres dedican el triple de tiempo que los varones al trabajo doméstico. En suma, quizás proceda señalar que la inserción de las mujeres rurales en trabajos remunerados es del 49%, frente al 72% masculino.
Las cifras del mundo rural pueden parecer llamativas, aunque inscritas en ese ámbito. Ello no significa que en la ciudad, no ya en la española, sino incluso en la europea, las cifras sean totalmente apropiadas. También aquí hay mucho que mejorar. Recientes estudios de la Unión Europea apuntan que un objetivo a cuatro años vista es que el porcentaje de mujeres en los consejos de administración alcance el 30% del total. Estamos todavía lejos, por tanto, de la paridad. Bastante lejos. En el medio rural o en el comunitario. Los progresos, en este orden de cosas, son lentos. Pero eso no justifica nuevas demoras. Por el contrario, debe animarnos a avanzar hacia un marco laboral en el que el sexo no sea un factor discriminatorio.
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La PAC después de 2013
21/12/2010
ROSA PRUNA
(Presidenta de AMFAR Cataluña)
Está finalizando el 2010 y no se ha acabado la crisis, una grave crisis que ha hecho caer la economía española como las piezas de domino, no queda sector sin resentirse. Para la agricultura y la ganadería no es una situación nueva, pues llevamos años sufriendo la, sin enterarse de ello el grueso de la sociedad. Desde el año 1994, es decir hace 16 años, tenemos el mismo nivel de rentas, un auténtico problema de costes para producir porque cada vez son más altos y las ventas de los productos están en los niveles de 20 años atrás. Las ayudas a la renta que nos da la Política Agraria Común (PAC) representan un 32%, y el resto lo asume el agricultor y el ganadero afectando a menudo su patrimonio o quedándose endeudado.
Ahora la Comisión Europea (CE) presenta un proyecto para el futuro de la Política Agraria Común después de 2013. El sector agrario ya tiembla con las consecuencias que esta reforma puede tener, pues cada reforma es como decían las abuelas que con cada colada se pierde una sábana, y ese es el miedo que tenemos de cómo será.
Desde Asaja, como otras organizaciones profesionales agrarias de los 27 Estados Miembros de la Unión Europea (UE), hemos hecho nuestras aportaciones para este nuevo proyecto, del que empezamos a tener borradores de las primeras propuestas. El 15 de diciembre tuvo lugar en la sede de la Comisión Europea en Barcelona una charla donde el consejero económico de la Dirección General de Agricultura de la CE, Tomás García Azcárate, con una magistral y coloquial explicación nos definió por donde i hacia donde irá esta PAC:
1º- Se cierra el periodo histórico de referencia. Las ayudas irán dirigidas hacia una agricultura activa, lo que supone una distribución más equitativa por los agricultores.
2º- Habrá un pago ecológico obligatorio con medidas agroambientales como la cubierta vegetal, la rotación de cultivos, pastos permanentes o barbechos ecológicos.
3º- Un pago adicional para compensar las condiciones naturales específicas para fomentar la competitividad de las pequeñas explotaciones.
En definitiva, se trata de una PAC más verde, más justa, más efectiva y más eficaz. Como organización profesional agraria mi pregunta y preocupación es que nos compensará y como, esta agricultura activa pero al mismo tiempo muy ecológica con las gallinas felices con columpios y cerdos juguetones con pelotas antiestrés, por qué a los productos que nos vienen de fuera de UE no les piden todos estos requisitos. La respuesta de Azcárate fue que los agricultores/as y ganaderos/as están haciendo un buen trabajo; somos los que hemos innovado más de todos los sectores económicos, pero no nos han tenido en cuenta, la PAC no se ha hecho bien, los números de la renta son un claro indicador, pero ahora hay un cambio pues los grandes mercados asiáticos están impulsando la subida de los metales y los carburantes. Es aquí donde se quiere compensar este coste productivo de bienestar animal de mantener el territorio con rotaciones de cultivos, las ventas directas y los circuitos cortos para romper este grave desequilibrio de la cadena alimentaria, reducir las emisiones de CO2 y el cambio climático. Este será a grandes rasgos el futuro de la agricultura comunitaria, pero habrá que esperar a julio de 2011 cuando sea aprobada. Hoy tenemos que ver cómo vamos a pagar el sobrecoste del pienso con los cereales en manos de los especuladores.
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NUEVA DÉCADA, MISMO ESCENARIO
14/12/2010
LOLA MERINO
(Presidenta de AMFAR)
El pasado 13 de diciembre, los ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE) celebraban la última reunión del año centrada en la PAC que se aplicará a partir de 2014.
El presupuesto con el que contará la futura PAC, las políticas medioambientales y la figura del “productor activo” son las cuestiones que posiblemente determinarán los próximos años del sector agrario, que hasta la fecha, ha sido el verdadero elemento de cohesión entre todos los países que conforman la UE.
Este sector que da trabajo a doce millones de agricultores que producen alimentos seguros, de excelente calidad y que alimentan a más de 500 millones de europeos, debe afrontar una nueva reforma, que esperemos consiga elevar nuestra renta, que es menos de la mitad del resto de la población.
Cabe resaltar que en la última década hemos perdido a un tercio de los agricultores en activo, así como el serio problema del envejecimiento agrario, ya que los que tienen menos de 35 años no supera el 5 % del total de los que nos dedicamos a la agricultura.
A esta situación debemos añadir la profunda crisis que padece el campo español donde más del 80 por ciento de los cultivos no son rentables. Miles de familias se están arruinando y se está poniendo en peligro la continuidad de la agricultura y la ganadería, que son la base económica de nuestros pueblos.
Y mientras tanto, nuestros dirigentes políticos se permiten el lujo de dejar pasar el tiempo sin aportar soluciones y sin elaborar un plan de futuro para el campo. Un sector agrario que todavía genera 360.000 puestos de trabajo directos en España.
En los últimos años nuestra clase política sólo se ha ocupado de hacer remodelaciones en sus órganos de dirección, de reducir algunos ministerios cargándose casualmente el de Agricultura, y de recolocar a las mismas personas en otros altos cargos de confianza.
Las mujeres rurales españolas seguimos esperando también a que el ministerio del Medio Rural de respuesta a nuestras reivindicaciones históricas.
Hasta la fecha siguen sin desarrollarse las medidas oportunas para que la co-titularidad de la mujer en la explotación agraria sea una realidad. Al igual que seguimos esperando a que se determine el presupuesto necesario para poder hacer efectivo el Plan Estratégico de la mujer rural que nos prometieron en el 2007.
Quedan muy pocos días para la llegada de la Navidad. El 2010 se acaba y las mujeres y hombres del campo en unas semanas cambiaremos de década, pero por desgracia no cambiaremos de escenario, ya que parece ser que la ansiada recuperación económica se va a seguir retrasando algo más.
Alcemos nuestras copas, y brindemos por la paz y la felicidad, acordémonos especialmente en estos días de los que lo están pasando peor y pidamos a los Reyes Magos que nos traigan para el próximo año mejores políticos y una buena PAC que colme a España de buenas nuevas, que falta nos hacen.
No perdamos nunca el espíritu de la Navidad.
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El sueldo del ama de casa es de 1.750 euros al mes
08/10/2010
LOLA MERINO
(Presidenta de AMFAR)
Son mujeres, madres, esposas, educadoras, enfermeras, psicólogas, economistas, taxistas, limpiadoras… al pie del cañón 24 horas al día, los 365 días al año. Ellas son las amas de casa. Un colectivo de 5,3 millones de mujeres españolas que dedica buena parte de su existencia a realizar un trabajo gratuito y sin derecho a ninguna prestación social.
Hoy, 9 de octubre, es el Día del Ama de Casa, y desde Amfar, organización que presido, queremos rendir un merecido homenaje a este colectivo que dedica su tiempo casi exclusivamente al cuidado de la familia, de los enfermos, de los niños, de los dependientes y de las tareas del hogar. Un trabajo cotidiano y duro que obliga cada año a más de 90.000 mujeres trabajadoras a abandonar sus empleos para atender el cuidado de sus familiares y hogares.
Quisiera también resaltar que las mujeres que se ven obligadas a sacrificar su vida profesional en beneficio de la familia, son con mayor frecuencia, aquellas que viven en el medio rural, donde la falta de infraestructuras educativas, sanitarias y sociales, prácticamente las obliga a tomar esta determinación.
El trabajo de una mujer en el hogar no es nada fácil. No tiene horario fijo, ni vacaciones, ni bajas laborales, ni permiso para asuntos personales. Son demasiadas horas dedicadas al día a múltiples tareas. Y los fines de semana o en periodo de vacaciones, cuando a la mayoría de los trabajadores les llega el tiempo de descansar, ellas asumen un carga mayor de trabajo atendiendo a toda la familia y los quehaceres de la casa.
Según un cálculo elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), si este trabajo se pagara, las amas de casa deberían cobrar 424.140 millones de euros brutos anuales. Otro estudio elaborado por la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (Esade) señala que las amas de casa deberían cobrar 1.750 euros al mes por el esfuerzo y la responsabilidad que desempeñan.
Todo un sueño para este colectivo que no percibe ningún ingreso a cuenta por su trabajo y que además supera la edad de jubilación en muchos casos. Sin olvidar a los más de tres millones de mujeres que doblan su trabajo dentro y fuera de la casa. Un sector que genera riqueza a cambio de nada.
En abril de 2009, el gobierno nacional anunció que las amas de casa podrían obtener un título para trabajar, una medida desesperada para tratar de contrarrestar las galopantes cifras del paro que acucian nuestro país.
Este anunció se materializó meses más tarde, en julio del mismo año, en un Real Decreto sobre Acreditación de la Formación “para aquellas que hayan trabajado organizando la vida doméstica, aprovisionando la casa o cocinando, que hayan cuidado a personas dependientes o a sus hijos”, según manifestó la entonces ministra de Educación, Mercedes Cabrera.
La aprobación del Real Decreto venía acompañada de un presupuesto de 3,5 millones de euros para evaluar y acreditar las competencias de unas 8.000 personas. Espero que este Real Decreto no haya sufrido la misma suerte que el cheque bebé, el permiso de paternidad de dos a cuatro semanas, o los 400 euros que se incluyeron en las nóminas o la desgravación por la compra de vivienda para todas las rentas.
Ni este Real Decreto, ni la reforma laboral, ni la huelga general, ayudan en nada a las amas de casa, que continúan al pie del cañón …¿Imaginan qué pasaría si decidieran hacer huelga alguna vez?
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De la tradición a las redes 2.0
24/09/2010
ANGUSTIAS BERTOMEU
( E-Mujeres)
Sabemos que las mujeres son creadoras de redes desde los inicios, basadas en la transmisión oral, forjadoras de las redes domésticas para gestionar la intendencia familiar y de los afectos del grupo. Esta tradición sirvió para trasladar los saberes aprendidos a las redes sociales, como estrategia de participación del movimiento asociativo.
Ahora para las asociaciones de mujeres, se plantea otro paso a dar, participar en las redes 2.0, que han cambiado el panorama social y el proceso de creación del conocimiento. Es el momento de pasar de ser receptoras de información a poder ser productoras de contenidos. Este cambio aporta un nuevo valor, cuya relevancia depende de la presencia activa de las mujeres, de su creatividad y de la participación en las nuevas herramientas de escritura colectiva, los blogs, wikis, youtube, faceebok,…
Hasta ahora las actividades se quedaban en el ámbito territorial en el que se realizaban, pero desde el desarrollo de las TIC y las funcionalidades de la web 2.0 las podemos difundir exponencialmente, ofrecen multipresencia, pues podemos estar participando a la vez en una conversación con otro punto del planeta desde nuestra casa, la sede de nuestra asociación o empresa, si nos conectamos a través de Faceebok, Twitter, Twenti o red similar, se hará posible la participación colectiva. Su ventaja sobre la web está en la interacción, y por tanto en la participación.
Son nuevas formas de comunicar que generan nuevas formas de construir conocimiento. Recordemos que uno de los retos del movimiento de mujeres es crear pensamiento feminista, contenidos no sexistas, ampliar y difundir el saber de las mujeres, recuperar el patrimonio de las mujeres y difundirlo. Producir contenidos y protagonizar la generación de ideas en esa escritura colectiva 2.0, es liderar la construcción del conocimiento.
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