OPINIÓN AMFAR
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La feminización de la pobreza
En Europa hay unos 9 millones de personas que trabajan a jornada completa en la agricultura, de las que un 35 por ciento son mujeres, aunque tan sólo un 13 por ciento aparece como responsable principal de la explotación agraria y, además suelen ser explotaciones de tipo pequeño y marginal. Por países, los del sur de Europa, Irlanda y Austria presentan los porcentajes más significativos. La proporción de mujeres ocupadas en la agricultura tiene sus niveles más elevados en Grecia, seguida, de Portugal, España, Italia, Irlanda, Dinamarca, Bélgica, Luxemburgo, Holanda, y por, último el Reino Unido. La categoría de “ayuda familiar”, agrupa a componentes significativos de mujeres en Grecia y en España. En lo que hace referencia a las jornadas laborales, son las mujeres rurales las que presentan las más extensas del conjunto de la Unión Europea. Por países, destacan por el número de horas a la semana, Grecia, Portugal, España e Irlanda en todos ellos se superan las 40 horas. El empleo femenino agrario se concentra en nuestro país en la cornisa cantábrica, en las dos Castillas y Extremadura. De otro lado, al margen de la situación específica de Europa, a pesar de que existen unas enormes diferencias a nivel mundial entre los distintos colectivos de mujeres rurales, sí que pueden avanzarse algunos datos muy generales que ayuden a comprender la realidad de unos sectores sociales caracterizados en su mayor parte, por una situación de marginalidad. La “feminización” de la pobreza aparece como un fenómeno mundial que tiene una incidencia especial en el ámbito rural. Las mujeres efectúan buena parte de los trabajos más duros en los sectores más marginales y reciben salarios significativamente más bajos que los de los hombres. Se considera que las mujeres realizan el 70 por ciento del trabajo agrícola en África subsahariana, el 40 por ciento en Asia del sur y el 25 por ciento en América Latina. Algunos de los proyectos sobre sobre las mujeres del mundo rural tienen como principal objetivo sacar a la luz la problemática específica de las mujeres rurales, cuya realidad suele quedar oculta dentro del análisis de tipo más general. Esos trabajos suelen concluir con las presentaciones de cartas o plataformas para la igualdad de oportunidades de las mujeres en el ámbito rural, que establecen un diagnóstico de la situación de la mujer rural y diseñan un conjunto de propuestas para contribuir a la participación más efectiva de la mujer en las estrategias de desarrollo natural. Estas cartas o plataformas ponen de manifiesto un estado de cosas que no por ignorado deja de ser urgente remediar. Se hace necesario devolver protagonismo a un colectivo olvidado y marginado pero fundamental para el futuro del mundo rural. Y como dijo el poeta: “Mujer, no te desesperes, / que algún día llegará / en que seas la que eres”.
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Tres tipos de mujeres
17/02/2010 SONIA ANDRINO (Norte de Castilla. Valladolid)
Algo está cambiando en el medio rural y eso se nota también entre las mujeres. De hecho, el plan de apoyo a la mujer arranca con un diagnóstico de la situación del medio rural que describe tres tipos de mujeres: por un lado, el colectivo de entre 45 y 65 años que se están reciclando a través de cursos de formación; por otro, las mujeres que después de dedicarse a cuidar a sus hijos ahora necesitan atención; y por último, las nuevas residentes, mujeres con una gran diversidad de perfiles personales y profesionales: inmigrantes, jóvenes urbanas, mujeres adultas con alta cualificación o mujeres maduras que retornan al pueblo tras muchos años de vida urbana. La permanencia de estas últimas, que son principalmente jóvenes, constituye una de las prioridades del documento, consciente de que la transformación del medio rural en las últimas décadas está generando muchas formas de vida en los pueblos y, las nuevas residentes son el principal exponente de esa «difuminación de diferencias entre medio rural y urbano». Además, según el texto, atraer a nuevas mujeres residentes es «especialmente interesante» porque muchas de ellas son «un grupo dinámico» en la promoción de nuevas actividades económicas en los espacios rurales. Es cierto que el sector servicios es el que más demanda de empleo femenina recoge (más de las tres cuartas partes de las mujeres ocupadas), pero también es verdad que si se consigue cambiar esos estereotipos, el empleo femenino también cambiará. En este sentido, la agricultura juega un papel fundamental y más cuando, durante mucho tiempo, el trabajo de las mujeres en las explotaciones agrarias no se ha visto nunca reconocido. Por eso, el plan de apoyo a la mujer rural establece como «principal reto» el relevo generacional en la agricultura, puesto que se ha constatado que las mujeres se vinculan a la actividad agraria en el contexto de la unidad familiar, primero bajo la condición de cónyuge para acceder, más tarde, a la titularidad con la jubilación del marido. Sin embargo, «rara vez» asume un papel protagonista en la empresa agraria y sus decisiones están, en gran medida, «supeditadas a los varones de la familia». Por este motivo, desde la Consejería de Familia se pretende «promover actividades» que faciliten la integración plena, laboral y social, de este grupo de mujeres cualificadas para asegurar «su valiosa presencia en nuestros espacios naturales». Y una de las necesidades en este contexto es «impulsar la participación femenina y su visibilidad legal» en nuevas actividades agrarias y las explotaciones con esta especial dedicación. Esto se consigue, según el documento, impulsando la titularidad compartida u orientando bien las ayudas directas o indirectas, además de dar «un impulso básico» para implementar la presencia de mujeres agricultoras al frente de las explotaciones en pie de igualdad. Cuatro de cada 10 mujeres de Castilla y León viven en un pueblo de menos de 10.000 habitantes, y tres de cada 10 lo hacen en uno de menos de 2.000. Mejorar su situación es el objeto de este plan en el que la Junta tiene previsto invertir, al menos, 423 millones de euros en el periodo comprendido entre el 2010 y el 2015.
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En Cádiz con Bibiana
15/02/2010 LOLA MERINO (Presidenta de AMFAR)
El pasado 3 de febrero salí pitando para Cádiz. Me acompañaba Alicia Cabrerizo, la responsable de prensa de Amfar. Asistíamos al primer acto organizado por el gobierno español con motivo de la presidencia de la UE: el Foro Europeo de Mujeres. Cogimos el AVE en Ciudad Real casi sin comer y con un café muy rápido en la estación. El viaje empezó bien, ya que a sabiendas de que duraría casi cuatro horas, metimos en la maleta de todo, salvo ropa de abrigo y paraguas que casualmente era lo que ibamos a necesitar. Alicia se llevó hasta un libro para aprender a bucear. La pobre lo intentó con algún tema, pero lo dejó por imposible: "ésta se ahoga en su primera inmersión", pensé. El libro se quedó en el hotel. Cuando llegamos a Cádiz, nos esperaba el conductor del autobús y una azafata con una carpeta roja donde podías leer "presidencia española de la ue". Llovía, hacía frío y un viento de narices. Por cierto, a nuestro autobús sólo se subió un chico, Rafael, de la unidad de igualdad del ministerio del Interior. Prudente, observador y parco en palabras. La segunda noche le pregunté en la cena que qué tal lo llevaba con tanta mujer y me contestó: "mi mujer me ha dicho: Rafa, tú haz lo mismo que en casa: oir, ver y callar". Y llegó el día del Foro Europeo de Mujeres. Salimos del hotel con un policia local escoltando el autobús, me sentía como Angela Merkel en una cumbre europea. La llegada al palacio de congresos fue impresionante: había más policia nacional que en un Madrid-Barça. Todo era azul marino, salvo el colorido de las banderas europeas que zapateaban por el viento que hacía. No sé para qué tanta policia, si nadie nos pidió dni, ni identificación, ni hubo escaner para acceder al edificio. Y comenzó el acto. Se abrió el telón y aparecieron: Bibiana con un vestido de volantes rojo en homenaje a su tierra y a su partido. El presidente de Andalucía, que desde que se fue Chaves, nadie sabe como se llama y Teófila Martínez, la eterna alcaldesa de Cádiz. Ella es de Santander, pero los gaditanos la quieren y la protegen como si fuera de la familia. La alcaldesa estuvo muy protocolaria en sus palabras. La ministra, por primera vez, me sorprendió gratamente y el presidente de Andalucía más vale y se hubiera quedado en su casa. No sólo no aportó nada, sino que sacó el tema de la crisis, que no venía a cuento y dijo: "si Lehman Brothers hubiera sido del sexo femenino no estaríamos en crisis". Y el tío se quedó tan a gusto. Aplausos, muchos aplausos feministas, más aplausos feministas y ...un café. La ministra es lo que aguantó: un café, porque desapareció. Tuve la ocasión de saludarla un par de minutos, intercambiamos impresiones sobre la próxima revisión de los acuerdos de Pekin en la ONU y se fue... La reunión no sirvió para mucho o más bien, para casi nada. No tuvimos ningún documento de partida para estudiar, analizar y debatir. Y por tanto, no se ratificó ni se acordó ninguno al término del foro. Una pena, porque fueron varias las organizaciones de mujeres que vinieron desde distintos países de la UE y muchas más las españolas que estabamos allí. Fue mucho el esfuerzo, el trabajo, el tiempo y el dinero invertido por todas para asistir a un foro que estuvo vacío en contenido, a pesar del gran derroche de medios. Eso sí, Cádiz y su alcaldesa, bien merecen la pena. http://plazasenred.es/social/pg/blog/LOLAMERINO/read/1687/en-cdiz-con-bibiana
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A un clavo ardiendo
31/01/2010 DONACIANO DUJO (Presidente de ASAJA de Castilla y León)
Estos días, seguramente por primera vez, vecinos de Madrid o Barcelona han escuchado que existen, en algún lugar del mapa español, unos pueblos que se llaman Melgar de Arriba, Santervás de Campos o Torrubia. El motivo ha sido que estos municipios, y seguramente algunos más, han salido a la palestra en la caótica puja por albergar residuos nucleares, o un almacén temporal centralizado, como ahora lo llaman. En este tema, hay una premisa clara: todos (hasta los que alzan contra cualquier proyecto de este tipo) queremos seguir manteniendo nuestro nivel de gasto energético, aunque luego las consecuencias de ello no resulten del todo cómodas. Desde ASAJA, desde la defensa de los intereses de los agricultores y ganaderos, hemos reclamado repetidamente un modelo que garantice el abastecimiento energético, en las mejores condiciones posibles, algo que tiene especial importancia en un momento como el actual, de encarecimiento brutal de las tarifas eléctricas. Son otros los que tienen la información, los datos y la responsabilidad de lograr que los administrados dispongamos de energía a precios sensatos y en condiciones sostenibles. A mí, como presidente de una organización profesional plenamente asentada en el medio rural, lo que me llama la atención de lo ocurrido estos días es el mensaje que subyace, tras estos ofrecimientos de los pequeños municipios interesados en el almacén nuclear. Su llamamiento no parte del desconocimiento ni de la ambición: parte de la desesperación, pura y dura. Durante años, durante décadas, muchos pueblos de la región han asistido sin poder hacer observación alguna a su virtual y en algunos casos real desaparición. Como a los que fueran vecinos no les quedó otra que emigrar, nadie ha asumido como propia la culpa de que, poco a poco, fueran borrándose del mapa tantas localidades. Planes, foros y estudios sobre la despoblación han ido amontonándose y cubriéndose de polvo sin que nada cambiara. Estos días, pueblos que tienen poco más de un centenar de vecinos censados, y aún menos viviendo habitualmente, han tenido la oportunidad de opinar sobre algo que puede cambiar su futuro cercano. Algo que puede tener sus riesgos, pero que también puede variar un rumbo que ya asumían como inevitable: que tras la última generación de mayores, habría que echar el cierre. Y muchos vecinos han ido a levantar su mano y ofrecer lo único que les queda para que el pueblo siga existiendo, su misma tierra. Mientras, los políticos asisten al espectáculo intentando, como siempre, nadar y guardar la ropa. Como si nada tuvieran que ver en este progresivo vaciado del medio rural, con este estado terminal al que han llegado tantos pueblos que no tienen nada que perder. Escuchas sus declaraciones y no sabes si suben o bajan, si están a favor o en contra: que se peguen los vecinos, que se enfrenten entre ellos. Una irresponsabilidad doblemente grave, porque lo que necesitan los pueblos es unidad entre sus pobladores y no enquistar enemistades. Permitir esta situación elevaría la dejación de nuestras administraciones al grado de cinismo: primero dejamos que los pueblos se vayan apagando, y cuando hay cuatro vecinos, dejamos que se peleen entre ellos, para hurtarles lo único que les quedaba: la tranquilidad. Señor presidente del Gobierno, señores políticos: analicen, deliberen, decidan y asuman sus propias decisiones, que esa y no otra es su obligación. Y si no, ya saben dónde tienen la puerta.
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El menú navideño de ZP
22/01/2010 DONACIANO DUJO (Presidente de ASAJA de Castilla y León)
Querido presidente del Gobierno: En estas fiestas navideñas, con el frío y la nieve cubriendo Castilla y León, quería compartir con usted lo que me preocupa, la situación de ruina que viven los agricultores y ganaderos de mi tierra, que es también la suya. Hace ya un tiempo que dejó de ser nuestro vecino para dedicarse a esa noble faceta de presidir el Gobierno de España. Me imagino que sus múltiples ocupaciones le hacen olvidar sus raíces, aquellos momentos que compartía tapeando por la zona del Húmedo, hablando con sus paisanos de los problemas de su provincia, León. Como también los presidentes del Gobierno son humanos, estos días supongo que tendrá usted tiempo para estar con su familia y amigos más íntimos. Lo más seguro que esté harto de esas comidas de trabajo en grandes hoteles o restaurantes con esas recetas de cocineros de diseño que salen en la guía Michelín. Así que tal vez agradezca que el menú de Navidad sea el de siempre, el tradicional de esta tierra. Puede que empiece con unos platos de cecina, de jamón, de buen queso, para pasar a un cuenco de legumbres, y después no puede faltar el lechazo o el cochinillo. Para acompañar hay bebidas donde elegir, blancos, tintos y espumosos, y por qué no un chupito de orujo para concluir: total, no tiene que conducir, y si debe salir, ahí está el chofer oficial. Total, que habrá comido estupendamente, y le vendrán a la memoria tantas comidas felices pasadas desde niño, con estos sabores que tan ligados están a nuestra tierra. Pues ya satisfecho, a lo mejor le cuenta a sus hijas que todos esos alimentos se producen en tu tierra, que es la nuestra, por agricultores y ganaderos, que somos nosotros, ganaderos que a lo mejor han tenido que comer un poco más tarde porque antes debieron ordeñar o cuidar sus granjas, porque los animales no se acuerdan de si es Navidad o cualquier otro día, y hay que atenderles cada día. Quizás no sabe, señor presidente, cuánto le ha costado la comida, como le pasó antaño con el café. Pues pregunte, porque casi seguro que ha salido por un ojo de la cara. Y hasta usted mismo se indignaría al saber que a sus paisanos no les han pagado apenas nada por ello, que cuesta más la luz, el gasóleo, los piensos o los fertilizantes, que lo que nos pagan por nuestros productos. Sí, señor Zapatero, cabréese, que nosotros también lo hacemos cada día. Para que comparta nuestra indignación le escribo, y también para pedirle que en el nuevo año considere a la agricultura y la ganadería, de una vez, una cuestión de Estado, que valore nuestro sector como estratégico para nuestro país. Para los políticos no existimos salvo en elecciones o para echarse en cara, unos a otros, que no hacen nada por el campo. Tenemos envidia sana cuando en temas como el financiero, las comunidades autónomas llegan a acuerdos, o cuando el Estado apoya sin fisuras a sectores como la construcción, la banca o los automóviles. Presidente, estamos en las últimas, y así lo ha entendido la sociedad, que nos ha apoyado en nuestras protestas. Dentro de unos días, en enero, usted va a ser el presidente de toda la Unión Europea, y eso es tener en sus manos nuestro futuro y el poder de determinar los mimbres que moverán la PAC en el periodo 2014-2020. Si no nos echa una mano, si no pelea hasta la extenuación para que las producciones de la agricultura continental, que es la nuestra, tengan el respaldo de las cuotas de producción y accedan a un mercado estable y rentable, no vamos a salir de ésta. Tiene que procurar que en el sector agrario exista un equilibrio entre lo que a nosotros nos pagan y lo que pagamos todos los consumidores. Seguro que ya ha dado una vuelta de tuerca a la distribución para que bajen los precios y de carambola la inflación; pues nosotros le pedimos lo mismo, señor presidente, dé una vuelta de tuerca a los intermediarios para que nos paguen un precio digno por lo nuestro. No es tanto esfuerzo, pero tiene que creérselo, ponerse en marcha para solucionar los problemas de sus paisanos. Hágalo por nosotros pero también por toda la sociedad y, egoístamente, por usted. Si esto no cambia, a su exquisito y tradicional menú de Navidad le quedan cuatro telediarios, porque por estas tierras ni habrá lechazo, ni cochinillo, ni jamón, ni queso, ni vino que llevarse a la boca.
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